Un estudio publicado en la revista Nature logró describir el mecanismo que genera esta reacción en el cuerpo. Sorpresivamente, no funciona como muchos científicos creían.

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El virus de la influenza A, conocido comúnmente como gripa o gripe, ha infectado a millones de personas en el mundo. Aunque durante varios años, en el siglo XX, fue mortal para un amplio porcentaje de las personas que se enfermaban, hoy existe una vacuna que prepara al cuerpo para la infección y reduce significativamente sus efectos.

Su transmisión se da con gran facilidad por medio de gotas muy pequeñas que expulsamos del cuerpo, lo que hace muy probable el contagio masivo. Si bien no se trata de una enfermedad grave, el cuerpo reacciona a esta con una sensación generalizada de malestar. El sueño, la falta de energía, el dolor de cabeza y otros síntomas pueden aparecer.

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De acuerdo con los autores de la investigación, antes se suponía que una molécula, de un conjunto de sustancias que produce el cuerpo conocidas como prostaglandinas, reconocía la infección y viajaba a través de la sangre para informar al cerebro acerca de su presencia. De esta manera, el cuerpo activaba su mecanismo de reacción ante la infección para combatirla.

Sin embargo, los científicos encontraron que una neurona en la garganta es la encargada de identificar la infección e informar al cerebro. Entonces, en lugar de viajar por la sangre, la alerta de enfermedad viaja a través del sistema nervioso.

Cuando esto ocurre, el cerebro reacciona con una disminución de la energía, el hambre y la sed, lo que causa el malestar general y nos envía a la cama.

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Una de las diferencias fundamentales de que sea una neurona la que informa acerca de la infección, dicen los investigadores, es que estas pueden indicar exactamente en dónde se encuentra el patógeno, ayudando a que el cuerpo dirija sus defensas hacia este lugar.

Otro de los hallazgos del estudio, en el que buscaron inhibir la reacción que genera malestar en el cuerpo, es que esto podría ayudarnos a sobrevivir, llamando la atención sobre una especie de contradicción evolutiva.

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Esto quiere decir que, si bien el cuerpo reacciona con el malestar para enfrentar la enfermedad, buscando la supervivencia, al tomar medicamentos que inhiben este comportamiento, tenemos menos probabilidades de morir por una gripa.

Descubrir este mecanismo, afirman los autores, puede indicar que existen otras vías por medio del sistema nervioso que alertan acerca de enfermedades, como las intestinales (induciendo al vómito como reacción, por ejemplo).