El arzobispo de Múnich y Freising, estrecho colaborador del papa Francisco, señala en una carta fechada el 21 de mayo que la Iglesia católica se encuentra en un “punto muerto”.

En la misiva le pide al papa que acepte su renuncia y que “decida” sobre su futuro. El arzobispo escribió: “En esencia se trata para mí de asumir la corresponsabilidad por la catástrofe de los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia en las últimas décadas”.

En esa misiva que ha sacudido al mundo eclesiástico alemán, Marx, que ha sido obispo durante unos 25 años, añade que las investigaciones e informes de los últimos 10 años le demostraron que hubo “muchos fallos personales y errores administrativos”, pero “también fallos institucionales o sistémicos”.

En 2010 salió a la luz que sacerdotes de la Iglesia católica habían abusado de forma masiva de niños y adolescentes en Alemania (Marx no fue autor material de estos abusos).

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Un estudio de 2018 encargado por la Conferencia Episcopal Alemana -en ese momento bajo el mandato de Marx- reveló que 1.670 miembros del clero habían cometido algún tipo de agresión sexual contra 3.677 menores en Alemania, en su mayoría varones, entre 1946 y 2014.

En una breve declaración en el patio interior del Palacio Episcopal de Múnich, Marx dijo hoy que alguien tiene que asumir la responsabilidad por lo ocurrido.

El cardenal recordó que tras conocerse los casos declaró en un sermón: “Hemos fracasado”. “Y en casa pensé: ¿quiénes están incluidos en ese nosotros?”. Por eso quería enviar ahora una señal inequívoca de que se ve a sí mismo como parte de ese “nosotros” institucional, subrayó.

En su carta, el religioso de 67 años pide “un nuevo comienzo, un nuevo despertar de la Iglesia, no sólo en Alemania”. Y agrega que lleva meses meditando su decisión.

La agrupación de víctimas de abusos “Eckiger Tisch” elogió la oferta de dimisión del cardenal, porque en su opinión despeja el camino para un nuevo comienzo. “Es un paso impresionante que por fin un obispo en Alemania hable en primera persona y asuma su responsabilidad”, dijo un portavoz.

“Ahora puede empezar algo nuevo” que incluya una comisión de la verdad en el Parlamento, una organización de ayuda a las víctimas e indemnizaciones, indicó.

“Marx no es cualquiera”, dijo por su parte a dpa el padre Bernd Hagenkord, jesuita y ex director de Radio Vaticano en Roma. Por eso su pedido de dimisión tendrá repercusiones en todo el mundo, agregó.

La Iglesia católica alemana es una de las más ricas del mundo

Con unos 2,3 millones de miembros, la Iglesia católica alemana es una de las más ricas del mundo y, en cierta medida, una de las más liberales.

Marx también es conocido por ser uno de los principales defensores de la reforma y por haber pedido a la Iglesia que adopte una postura más tolerante con los matrimonios entre personas del mismo sexo, así como que acepte a las mujeres en sus rangos superiores.

La noticia se conoce poco después de que el Papa decidiera intervenir en el escándalo por la gestión de los abusos sexuales en la arquidiócesis de Colonia.

Francisco tiene previsto enviar este mes una visita apostólica a la mayor diócesis de Alemania para investigar los “posibles errores” cometidos por el cardenal de Colonia, Rainer Maria Woelki, en la gestión de las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.

Marx consideró en una entrevista el año pasado que la decisión de no hacer pública una investigación sobre los abusos en Colonia había sido “devastadora” para toda la Iglesia católica. Sin embargo, hoy señaló que su decisión no busca influir sobre Woelki ni dictar a nadie lo que debe hacer.

El abogado canónico Thomas Schüller no está de acuerdo. La maniobra de Marx es un ataque directo al cardenal de Colonia, que siempre ha sido visto como su oponente conservador en la conferencia episcopal, afirmó a la agencia alemana DPA.

El mensaje va también dirigido al propio Francisco, consideró Schüller, a quien le dice que si de verdad quiere reformas, no debe dejar piedra sin remover.

El Vaticano no se pronunció hoy sobre el anuncio. Según Marx, Francisco quiere reflexionar sobre su petición, y hasta entonces el cardenal seguirá en su puesto.

Este acto de contrición de un sacerdote sigue al del arzobispo croata Mate Uzinic, quien pidió perdón a la comunidad LGBTI en el Día Mundial de la Homofobia.