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Miles de personas se abalanzaron el martes 27 de mayo sobre un nuevo centro de distribución de ayuda gestionado por una fundación respaldada por Israel y Estados Unidos, en el sur de la Franja de Gaza, provocando escenas de caos. Unas cuarenta personas resultaron heridas. ‘La muerte nos acecha’, dijo a RFI una madre desde Gaza.
El episodio ocurrió mientras Israel pone en marcha un nuevo sistema de distribución de ayuda, cuestionado por la comunidad humanitaria. Ese día, miles de personas irrumpieron en uno de estos nuevos centros de distribución en Gaza, generando escenas de caos en el enclave.
“Estaba en la fila en un punto de distribución de ayuda en Rafah con cientos de ciudadanos, y de repente un gran número de personas empezó a empujar y a entrar de forma totalmente aleatoria”, declaró a la AFP Ayman Abou Zaïd, un desplazado. “Esto se debió a la escasez de ayuda y al retraso en la distribución, así que intentaron entrar para tomar todo lo que pudieran”, añadió.
En un momento dado, continuó, “las fuerzas israelíes comenzaron a disparar; el sonido era muy aterrador, y la gente empezó a dispersarse, aunque algunos siguieron intentando tomar la ayuda pese al peligro”. Unas cuarenta personas resultaron heridas, la mayoría por disparos de militares israelíes. “Alrededor de 47 personas fueron heridas”, precisó a periodistas Ajith Sunghay, jefe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos.
‘La muerte nos acecha a cada instante’
En este contexto de desnutrición aguda, la comida se ha vuelto un bien tan escaso como preciado en Gaza. Contactadas por teléfono —ya que Israel sigue impidiendo la entrada de periodistas a la Franja—, madres relataron a Alice Froussard, periodista de RFI, las dificultades que enfrentan para alimentar, como pueden, a sus hijos.
Miles de civiles desesperados, asediados, hambrientos y privados de alimentos y medicamentos desde hace casi 90 días se precipitaron hacia las zonas de distribución de ayuda alimentaria, en particular en Rafah, al sur del enclave costero.
Los agentes de seguridad perdieron el control del centro de la Gaza Humanitarian Foundation poco después de su apertura.
Desde su tienda en la ciudad de Gaza, Zainab, una madre, describe la situación de su hija, que tiene el rostro demacrado, pálido y lívido; sus piernas están extremadamente delgadas, apenas cubiertas por la piel, a causa de la falta de alimento.
“Mi hija me dice que sueña con comida, sueña con tener pollo, arroz, carne. Me dice que quiere frutas o verduras. Me habló de pepinos. Pero nada de eso está disponible”, cuenta Zainab. Su hija ya pasó nueve días en el hospital, en un centro para casos de malnutrición. Zainab teme otro desenlace fatal.
“Ya perdí a una hija. No quiero perder a una segunda. Así fue como murió una de mis hijas… tenía apenas dos meses… no sobrevivió ni a la desnutrición ni al frío”, relata.
En Gaza, el número de niños que sufren malnutrición aguda se ha duplicado con respecto a febrero de 2025.
Para sobrevivir, muchas madres dependen de las “takiyas”, cocinas comunitarias que sirven platos calientes en la calle, pero que son cada vez más escasas. Y, sobre todo, no están disponibles en todas partes, explica Manar, una palestina de 36 años.
“Vine aquí para intentar alimentar a mis hijos. Gracias a Dios logré llegar a pie desde el barrio de Zeitun, en la ciudad de Gaza… porque todo está a precios exorbitantes y no podemos permitirnos nada más… así que estas cantinas callejeras son lo único que nos queda”.
Y, ante la falta de aprovisionamiento de alimentos, muchas takiyas han tenido que cerrar.
“¿Cuál es mi mensaje al mundo? ¡Sigan mirando al pueblo de Gaza! Estamos agotados… Lo que vivimos ya no es una vida… ¿Qué hace el mundo entero? La muerte nos acecha a cada instante”, concluye, mientras se oyen disparos con munición real.
‘Pérdida momentánea de control’, dice Netanyahu
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reconoció “una pérdida momentánea de control” en el lugar, después de que el ejército israelí afirmara que sus tropas habían “realizado disparos de advertencia en la zona exterior al recinto”.
“El control de la situación fue restablecido; las operaciones de distribución de alimentos deberían continuar como estaba previsto y la seguridad de las tropas del ejército israelí no se ha visto comprometida”, agregó el ejército.
Según esta organización, la afluencia fue tal que su equipo “se replegó para permitir que un pequeño número de gazatíes recibiera ayuda con seguridad [antes de] dispersarse”. La fundación también acusó a “los bloqueos impuestos por Hamas” de haber causado retrasos en la distribución de ayuda en Rafah, uno de los dos centros que abrió el martes, de un total de cuatro anunciados a corto plazo en el centro y sur de la Franja de Gaza.
“Es lamentable, porque aquí lo importante es entregar la ayuda a Gaza, y de repente se critica el método empleado y la naturaleza de quienes lo hacen”, declaró la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, en respuesta a las críticas de la ONU. “Es el colmo de la hipocresía”, añadió.
La GHF indicó haber distribuido hasta el momento unos “8.000 paquetes de alimentos”, lo que representa “un total de 462.000 comidas”, para una población de 2,4 millones de personas.
GHF, una organización opaca
Las distribuciones alimentarias se reanudarán el miércoles por la mañana, afirmó la organización, en el centro de las críticas desde hace semanas por su opacidad y falta de experiencia.
Dirigida por antiguos responsables militares estadounidenses, sin fuentes de financiamiento declaradas ni experiencia en el ámbito, la Gaza Humanitarian Foundation no tiene nada de humanitaria para las organizaciones activas en Gaza.
“Las agencias humanitarias, las organizaciones profesionales que trabajan en Gaza desde hace años, tienen la capacidad de intervenir; cuentan con el personal y los equipos necesarios para actuar en la Franja de Gaza”, explicó Elsa Softic, subdirectora de operaciones de Première Urgence Internationale.
“Hoy, lo único que nos impide intervenir son las autoridades israelíes, que imponen este bloqueo sobre la Franja de Gaza”.
Las operaciones de GHF podrían provocar desplazamientos forzados de población, una violación de las Convenciones de Ginebra, según las organizaciones internacionales en Suiza, donde fue constituida la GHF. La ONG Trial International ha pedido a las autoridades que investiguen su caso.
“Imagínese una población martirizada desde hace 18 meses, que debe pasar por cámaras de vigilancia, reconocimiento facial y enfrentarse, en su búsqueda de alimento y cuidados básicos, a ‘agentes encubiertos’ —hay que llamarlos así—. Es altamente problemático el modo en que se lleva a cabo la operación”, advierte Philip Grant, director ejecutivo de Trial International. “Y en ese sentido, nos parece que Suiza ya debería haber examinado la legalidad de las acciones de esta fundación según su orden jurídico”.
El primer director de la GHF dimitió el domingo 25 de mayo, considerando imposible realizar su labor respetando los principios humanitarios de neutralidad e independencia.
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