Hay bastantes ejemplos cotidianos de conflictos entre humanos y fauna silvestre. Uno de los más visibles, por ejemplo, son las colisiones entre ballenas y grandes embarcaciones. En Colombia, uno de los conflictos más populares se deriva de los encuentros entre personas e hipopótamos. Cada vez más, estos animales cruzan por espacios en donde están los humanos.

El lío de estos encuentros es que representan mayores riesgos, e incluso pueden terminar con la muerte de humanos o animales. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change encontró que el cambio climático estaría aumentando los conflictos entre humanos y la vida silvestre.

A medida de que el clima global cambia, se agrava la escasez de recursos, se alteran los comportamientos y la distribución de las personas y los animales y aumentan los encuentros entre personas y animales salvajes, anota el estudio.

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Los investigadores analizaron 30 años de estudios y encontraron que el número de investigaciones que relacionaban la alteración del clima con los conflictos se han cuadruplicado en los últimos 10 años en comparación con las dos décadas anteriores.

El conflicto, precisaron los autores, se define como interacciones directas entre humanos y fauna salvaje que tienen un resultado negativo para uno o ambos. En ese sentido, a partir de la revisión de los estudios, concluyeron que los cambios en la temperatura y las precipitaciones fueron las causas más comunes de conflicto, citadas en más del 80 % de los estudios. Mientras tanto, el resultado más común de estos conflictos fueron las lesiones o la mortalidad de personas (43 % de los estudios) y animales salvajes (45 % de los estudios).

Los científicos citaron varios ejemplos para entender un poco mejor las conexiones entre el cambio climático y la exacerbación de los conflictos. Uno de ellos es el caso de los elefantes africanos, en Tanzania. El evento que provocó el aumento del conflicto fue la sequía.

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Por esto, los elefantes se movilizaron más hacia aldeas, en busca de comida y agua. Esto, a su vez, hizo que las personas tuvieran menos tolerancia por “inseguridad económica y alimentaria”. El resultado, anotan los investigadores, es que los elefantes destruyeron tuberías y cultivos, y las personas mataron a algunos de ellos en represalia.

“Nos sorprendió que fuera tan frecuente en todo el mundo; fue una de las grandes conclusiones de este trabajo”, dijo a The Guardian la investigadora principal, Briana Abrahms, bióloga de fauna salvaje de la Universidad de Washington.

“No se ha reconocido tanto como se debería que el cambio climático está exacerbando estos conflictos”, afirma Abrahms. “Podríamos ver nuevos conflictos en lugares donde no los ha habido en el pasado, así como conflictos que se intensifican en lugares donde los ha habido en el pasado”.

A medida que los efectos del cambio climático sobre los seres humanos y la fauna y flora silvestres adquieren mayor relevancia, la exploración interdisciplinar de las complejas vías a través de las cuales el clima reconfigura los procesos y resultados socioecológicos será vital para desarrollar políticas eficaces y socialmente justas de conservación de la biodiversidad, conflictos entre seres humanos y fauna silvestre y adaptación al clima.