Dicho mercado negro deja unos 50 millones de dólares al año para los traficantes, publica el diario británico The Guardian, tanto así que esos hallazgos han dado inicio a una ‘fiebre del oro blanco’.

Este marfil es muy apreciado en China, donde se distinguen por elaborar esculturas, artículos decorativos, cubertería y joyas a partir del marfil.

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El problema también es ambiental, como lo expone The Week, dado que los buscadores de colmillos hacen excavaciones y perforaciones en su afán de hallar restos de mamut, con un daño irreparable para la naturaleza.

Por ahora, la legislación rusa hasta cierto punto permite la comercialización de tales hallazgos por parte de las comunidades de esa zona, la más fría de toda Rusia, pero piensa comenzar a regular el mercado, pues en su mayoría dicho comercio es ilegal, destaca el South China Morning Post.