Una de las responsabilidades del embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos es relacionarse con el sistema interamericano de derechos humanos, al que Ordóñez ha criticado en numerosas ocasiones.
“Pululan los tuits y las declaraciones altisonantes del exprocurador cuestionando la objetividad y seriedad de sus miembros (comisión, corte, etcétera)”, recuerda el columnista de Semana Alfonso Cuéllar:
“No se han olvidado”.
Otra tarea en ese cargo, continúa Cuéllar, será generar consenso alrededor de la agenda internacional del gobierno de Iván Duque, en temas complejos como Nicaragua y Venezuela.
“No veo cómo Ordóñez, que públicamente ha respaldado una intervención militar en Venezuela, sea el interlocutor adecuado para lograr los votos necesarios entre sus colegas”.
La opinión de Cuéllar coincide con la del columnista de El Espectador Yohir Akerman, quien le pide a la OEA analizar con atención el nombramiento de Ordóñez como embajador y recuerda que en alguna ocasión el exprocurador dijo sobre esa organización era de “miembros de la izquierda internacional en busca de recursos para financiarse”.
El periodista recuerda que Ordoñez ha quemado libros (entre ellos algunos de Gabriel García Márquez), abusado de su cargo para difundir su ideología religiosa, atacado a la comunidad LGTBI, y finalmente fue destituido por irregularidades en su reelección como Procurador.
Por tales irregularidades, María Jimena Duzán describe a Ordóñez como “un hombre corrupto que no debería ser nombrado como embajador de Colombia ante la OEA” y evoca en Semana el discurso de despedida de la Procuraduría, cuando el recién destituido se vistió de perseguido político y empezó a hacer puntos para su fallida campaña presidencial.
“Arropar de heroica una salida indigna por corrupto. A eso se ha dedicado hasta ahora el exprocurador Ordóñez a ver si clasifica para ser embajador de Colombia ante la OEA”.
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