“Continuaré usando todo el peso del poder económico y diplomático de Estados Unidos para presionar por la restauración de la democracia venezolana”, prometió el 23 de enero Trump, al reconocer como presidente interino al jefe parlamentario venezolano, Juan Guaidó.

Trump, que desde que asumió en 2017 combate ferozmente a la Venezuela de Maduro, no sólo ha instado a la comunidad internacional a apoyar a Guaidó, actualmente respaldado por medio centenar de países, incluido Colombia, sino que subió la apuesta contra el “régimen”, al que responsabiliza de una debacle económica sin precedentes y de la huida de millones de personas.

Nicolás Maduro

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Washington bloqueó las cuentas de Citgo, la compañía petrolera venezolana en Estados Unidos, y el fin de semana respaldó los esfuerzos de Guaidó para forzar el ingreso de ayuda humanitaria a través de Colombia y Brasil, lo que desató violentos choques fronterizos que dejaron cuatro muertos y cientos de heridos.

Pero Maduro, aunque debilitado, no ha perdido el apoyo de los militares. Y goza del respaldo diplomático de Rusia y China, ésta última especialmente preocupada de que la Venezuela liderada por la oposición le pague los miles de millones de dólares en préstamos contraídos por Maduro.

¿Qué más puede hacer Washington para forzar un cambio de régimen en Caracas?

El representante estadounidense para Venezuela, Elliott Abrams, anunció el martes más sanciones. “Tendrán un impacto muy significativo en las redes financieras del grupo alienado con Maduro”, dijo un alto funcionario del gobierno de Trump bajo condición de anonimato.

Pero Mark P. Jones, de la Universidad Rice, es escéptico.

“Hemos utilizado todas las palancas que tenemos para presionar al régimen venezolano”, opinó, al destacar el embargo del crudo, que comenzará a regir el 28 de abril, como “la opción nuclear”.

Si aun así Maduro se mantiene en el poder, “es probable que pueda quedarse en el futuro inmediato”, dijo.

El gobierno de Trump descarta que Venezuela se vuelva otra Cuba, que el primero de enero conmemoró 60 años de revolución a pesar del bloqueo económico estadounidense impuesto en 1962.

“Maduro está en un callejón sin salida”, aseguró el alto funcionario.

¿Más ayuda?

Washington sigue firme en su llamado a los militares venezolanos a desconocer a Maduro y apoyar un gobierno de transición liderado por Guaidó que organice nuevas elecciones. También promueve la entrega de alimentos y medicinas al pueblo venezolano, a pesar de que Maduro afirme que la “emergencia humanitaria” es una excusa para ingresar tropas.

El vicepresidente, Mike Pence, anunció el lunes 56 millones de dólares en asistencia humanitaria adicional.

“Es una cuestión de tiempo cuándo ingresará”, aseguró el alto funcionario, que acompañó a Pence a Bogotá luego del fracasado intento de Guaidó de distribuir los suministros enviados por Washington y acopiados en la frontera con Colombia y Brasil, bloqueados por los leales a Maduro.

“La oposición buscó poner a los militares en la mira y estimular deserciones significativas” con el anzuelo de la asistencia. Pero “sólo tuvo éxito a una escala muy pequeña”, dijo David Smilde, experto en Venezuela de WOLA, un centro de investigación sobre Asuntos Latinoamericanos con sede en Washington.

Colombia informó de que ya desertaron 326 militares venezolanos y Brasil reportó siete, la gran mayoría de rangos bajos y medios. La Fuerza Armada venezolana, el principal sostén de Maduro, según expertos, tiene unos 365.000 efectivos y cerca de dos millones de milicianos civiles adscritos.

¿Intervención militar?

Trump se declaró abiertamente a favor de una eventual intervención militar, pero sus aliados del Grupo de Lima, la docena de países latinoamericanos y Canadá que busca una salida a la crisis venezolana, excluyó esa posibilidad.

“Mantener la opción militar sobre la mesa solo disuade a los líderes democráticamente electos de adoptar una postura más firme en apoyo del esfuerzo liderado por Washington”, advirtió Patricio Navia, profesor en las universidades de Nueva York, y Diego Portales, de Chile.

Pocos observadores esperan un ataque directo de Estados Unidos que reavive recuerdos de violentas intervenciones de Washington en la región, y podría ser una operación más parecida a Irak que a Granada dado el tamaño y la complejidad de Venezuela.

Sin embargo, Estados Unidos ha aumentado los vuelos de reconocimiento cerca de Venezuela, dijo un funcionario estadounidense, aunque todos limitados al espacio aéreo internacional.

“El hecho de que la opción militar esté ganando más fuerza es un indicio de que hay pocos caminos claros para resolver la crisis actual”, señaló Risa Grais-Targow, de la consultora Eurasia Group.

“Aun así, aunque la posibilidad de intervención militar haya crecido, sigue siendo poco probable”, sostuvo, señalando que el propio Trump favorece el no intervencionismo y tiene poco que ganar en casa con una jugada a todas luces riesgosa.