La líder de la secta, cuyo nombre no ha sido divulgado, fue declarada culpable de haber introducido al niño, de 4 años, en un saco de tela y haberlo abandonado en un baño, en agosto de 1988, cuando las temperaturas eran superiores a 30 grados.
El niño perdió el conocimiento antes de morir ahogado en sus vómitos, después de “una lucha implacable contra la muerte”, declaró un portavoz del tribunal.
Durante mucho tiempo, su muerte fue considerada un accidente, pero en 2015, la justicia reabrió el caso gracias a testimonios de exmiembros de esta secta.
Según la fiscalía, la mujer actuó de esta manera para reforzar su posición dominante en la comunidad. Según ella, el niño estaba “poseído por el mal”.
Varios testigos en este juicio que duró un año dijeron que la mujer dirigía con mano dura esta comunidad y maltrataba a la víctima y a otros niños.
La acusada recibió sin embargo el apoyo de la madre del pequeño fallecido, que afirmó que la mujer, una exenfermera, se ocupaba con dulzura de los niños. “Es una hermana para mí y una buena amiga”, dijo la madre durante las audiencias.
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