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Unos 180 países se dan cita a partir de este martes en la sede de la ONU en Ginebra para redactar el primer tratado mundial que busca reducir la contaminación plástica en el planeta, luego del fracaso en las negociaciones de 2024 en Corea del Sur.
Los representantes de unos 180 países deberán redactar el tratado contra la contaminación por plástico en un plazo de 10 días. En un contexto de fuertes tensiones geopolíticas y comerciales, esta sesión adicional de negociaciones, denominada INC-5.2, fue convocada tras el fracaso de una ronda celebrada en diciembre en Busan, Corea del Sur.
Este texto se encuentra en discusión desde hace tres años, y es “jurídicamente vinculante” para los Estados, explicó el lunes el diplomático que preside los debates, el ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, quien advirtió que “no se logrará automáticamente”, al recibir a los delegados de más de 600 oenegés que siguen los debates en la capital suiza.
“Se han aprendido lecciones” desde Busan, añadió Valdivieso, al asegurar que las ONG y la sociedad civil tendrán acceso a los grupos de contacto en los que se negocian los puntos más espinosos: sustancias químicas que deben prohibirse, límites máximos de producción, etc.




Cabe recordar que en las negociaciones pasadas, el bloqueo se dio por un grupo de países productores de petróleo que no permitieron avanzar con el tratado.
Aumenta la presión de las ONG
El lunes, en vísperas de la apertura de los debates, científicos y organizaciones no gubernamentales aumentaron la presión sobre los representantes.
La contaminación producida por los residuos plásticos es un “peligro grave, creciente y subestimado” para la salud que le cuesta al mundo al menos 1,5 billones de dólares al año, advirtieron expertos en un informe publicado el lunes en la revista médica The Lancet.
Philip Landrigan, médico e investigador del Boston College de Estados Unidos, advirtió que las personas vulnerables, en particular los niños, son las más afectadas por la contaminación plástica.
Para materializar el tema, fue instalada frente a la sede de la ONU en Ginebra una instalación artística efímera bautizada como “La carga del pensador”: una reproducción de la famosa estatua del escultor Auguste Rodin sumergida en un mar de residuos plásticos.
Su autor, el artista y activista canadiense Benjamin Von Wong, desea que los delegados reflexionen sobre “el impacto de la contaminación por plásticos en la salud humana” cuando negocien.
Limitar la producción para contener la cantidad de residuos
La lucha contra la contaminación plástica no es objeto de debate en sí misma, pero sí lo es la forma de llevarla a cabo: ¿hay que reducir la producción de polímeros primarios en la fase inicial (los compuestos básicos del plástico, los famosos poliéster o polietileno que figuran en nuestras prendas de vestir, por ejemplo) o basta con gestionar los residuos, desarrollando el reciclaje en particular?
La resolución menciona claramente la necesidad de tener en cuenta “todo el ciclo de vida de los plásticos”, desde su producción hasta su eliminación, pasando por su uso. “Esto es lo que hace que este tratado [propuesto] sea único: reconoce que el plástico no es solo un problema de gestión de residuos, sino que debe tratarse en su origen, durante la extracción de las energías fósiles que se inyectan en la fabricación del plástico”, explicó a RFI Merrisa Naidoo, experta de la ONG internacional y panafricana Gaia, que participa en las sesiones de negociación desde el principio.
Reducir el flujo de producción de plástico, en la fase inicial, pero también elaborar una lista de los aproximadamente 16 000 aditivos químicos nocivos para la salud humana con el fin de eliminarlos progresivamente; son los dos objetivos principales que persiguen más de 100 países. Entre ellos se encuentran productores y exportadores de energías fósiles, como Canadá y Noruega. Se han unido bajo la bandera de una Coalición de Alta Ambición (HAC). El listón que se han fijado es realmente alto: acabar con la contaminación plástica para 2040.
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