Decimos “con el permiso de la familia” porque ella ha criticado a la novela por distorsionar la imagen de Garzón, y haber presentado a su padre como un borracho y a su madre como una maltratadora, que no quería al humorista y jamás lo apoyó en sus proyectos.
Para ser francos, la actriz que hace el papel de la madre lo hace tan bien que el televidente termina odiándola: ¡Graciela es una desgracia, una desgraciada!

Y si hablamos de buenas actuaciones, la de la actriz Diana Belmonte, que interpreta a ‘Cravis’, es algo magistral. El talento de esta mujer no puede ponerse en duda: impacta, atrapa y engancha, ella es quizá uno de los personajes más queridos y aplaudidos de la producción. Su inocencia, imprudencia y desparpajo enamoran.

El artículo continúa abajo

Pero a falta del padre, Jaime Garzón es el mujeriego, y aunque por su apariencia se podría decir que no ‘levanta’, el hombre no podrá ser un galán, ni mucho menos un multimillonario, pero lo que sí le sobra y ha servido durante esos 30 años de vida es ‘labia’. Tiene 3 conquistas de forma simultánea y todas a punta de carreta:

  • La ex que sigue enamorada de él y como dice la madre de la mujer por culpa de la falta de compromiso de Jaime ‘se quedó para vestir Santos’, no para desvestirlos.
  • Vive en unión libre con una mujer separada con 2 hijos, con la que disfruta de las mieles del amor sin tener que hablar de un compromiso.
  • Está tratando de seducir a ‘la monita’ con quien presenta el programa de televisión, a la cual, pese a todos los pronósticos, ya tiene ‘de un ala’.

Y ese es apenas el comienzo, pues hasta ahora es un completo ‘X’, un ‘nn’. La fama le ayudará a seducir en los capítulos por venir, así que la lista seguirá creciendo.

Hasta sus conflictos existenciales, resultado de querer andar con todas, son presentados en una forma divertida: Jaime Garzón en un bebedero, solo, tomando cerveza, mientras unas lágrimas caen por su mejilla. Imagina el televidente que está viviendo el ‘drama’ de ser deshonesto con la separada, mientras lo matan las ganas de tener sexo con la ‘monita’, que parece le va a dar papaya y como dice el dicho: ‘a papaya puesta, papaya partida’.

El Garzón que presenta la novela es lanzado para ‘pedirlo’, lo que lo hace muy original para las mujeres que asediaba: “Falta mucho para que tengamos sexo”, le dijo a ‘la monita‘ una de las primeras veces que interactuó con ella en escena, y parece que no tendrá que esperar tanto.

El mismo desparpajo con que maneja su vida amorosa, Garzón lo despliega ‘mamándole gallo’ al presidente de la época, César Gaviria, a quien además de decirle que no votó por él, le  pide que no lo vaya a mandar matar, a lo que Gaviria dice: “Yo no mando matar a nadie”, y Garzón: “Yo sí mandaría a matar a más de uno”.

Lo mismo hace con el dueño de la programadora, que no está de acuerdo con la idea de su hija, que trata de sacar con dificultades el programa adelante, aunque el canal está al borde de la quiebra.

Ya sé por qué no venden, por hablar mierda”, le dice al dueño cuando va a explicares en qué consiste el programa que están sacando, para que lo comercialicen.

La novela de Jaime Garzón ha sido injustamente castigada por el rating. Injusticia que castiga especialmente a Santiago Alarcón, el actor que lo interpreta, y a los otros personajes que permiten ver a un humorista que no sabía qué era chistoso hasta que se convirtió en un fenómeno de la época, que entre el sarcasmo y la imitación de los mandatarios de la época le sacó con humor los trapitos al sol a cada uno de los políticos.