Aseguró que en su adolescencia vivió en un barrio popular en Puerto Rico, en donde las drogas están en cada esquina.

“En las calles consumíamos cocaína, marihuana, y llegó un momento de exploración psicodélica que siempre me interesó muchísimo. Entonces comencé a probar ácidos, éxtasis y hongos”, confesó Capó.

Según el cantante, la familia por parte de su madre siempre tuvo problemas con adicciones, y un tío del él murió por sobredosis de heroína en el baño de su casa.   

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Sin embargo, el puertorriqueño indicó que el sueño de ser cantante le dio las fuerzas para salir a adelante porque de lo contrario habría terminado en la cárcel o asesinado.

De acuerdo con el artista, decidió irse a vivir a Minnesota (Estados Unidos)  para escapar de los excesos y enfocarse en su carrera.

Allí, el artista pasó por varias dificultades para poder sobrevivir y costearse los estudios en una academia de música. Una de ellas fue comer comida de la basura y tener más de un trabajo.

Luego de varios años, logró estabilizarse con la ayuda de un familiar y empezó a cantar en bares y discotecas. Sus canciones gustaron al público y su carrera despegó.