Una de las presentes opinó precisamente que “vale la pena pegarse el viaje por una locación más cómoda”. Otros opinaron que, pese a la amplitud, los escenarios parecían estar apeñuscados.

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Sobre el lugar hubo una chica que se fijó en otros detalles también muy importantes, pero no tan evidentes: “no se embadurna el piso de barro, entonces los zapatos bien”, comentó.

“La salida es mucho más rápida que el año pasado”, añadió después la buena observadora.

Otros, por su parte, elogiaron la “meticulosidad” de la organización en general, con la inclusión de “cosas nuevas y más espacios para estar” y que “hasta el sonido está mejor.