Cuando José Pastor López apenas era un niño y jugaba en las calles de su natal Barquisimeto en Venezuela, un hombre de pelo largo, ojos claros, barba y túnica beige se le acercó a una vecina a pedirle un vaso de agua. Ella se lo negó. El hombre de barba le respondió que el agua no se le debía negar a nadie y que ella iba a tener mucha agua. Pastor, al ver la indolencia de la mujer le dijo al señor que lo acompañara hasta su casa y que él le brindaría el agua con mucho gusto.

Pastor entró a su casa y cuando salió con el agua, ya no había nadie.

Al día siguiente, cayó un fuerte aguacero. La única casa que se inundó hasta perder todos los enceres fue la de la vecina.

Muchos años después, cuando Pastor ya era un ícono musical en América Latina, el mismo hombre volvió a aparecer. Esta vez, el encuentro sería en el aeropuerto de Los Ángeles, California. Se acercó a Pastor y puso una mano sobre su hombro. Lo saludó como un padre saluda a su hijo y le anticipó que se iba a enfermar, pero que se iba a salvar.

Pastor López

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Lo curioso de la anécdota es que los compañeros de la orquesta sí vieron a Pastor hablando, pero nunca vieron a otra persona. Pensaron que Pastor se había chiflado, tal vez por el cansancio.

Pastor le contó a sus compañeros que ese señor era el mismo que se le había aparecido cuando era un niño y que le acababa de anunciar una enfermedad de la que iba a salir bien librado.

Pocos meses después, en enero del 2011 Pastor se infartó en un avión llegando a Bogotá. Los medios de comunicación lo dieron por muerto y la noticia corrió como pólvora.

Dice Pastor que cuando estaba en la UCI, no vio al señor, pero sí escuchó claramente su voz. Esta vez, le pidió que reuniera a todas las mujeres con las que tenía hijos y a todos los herederos para que se conocieran y no tuvieran problemas el día que Pastor falleciera. Luego puso su mano caliente en la cabeza y una fuerte brisa se sintió.

Obviamente, ninguna de las mujeres con las que Pastor tuvo hijos dio crédito a sus palabras. La reunión, nunca se dio.

El día que Pastor fue dado de alta de la Clínica Shaio, en Bogotá, el propio Nicolás Maduro llegó por orden de Hugo Chávez a pagar los ciento setenta y siete millones de pesos que costó la cirugía a corazón abierto. Desde entonces, Pastor López sólo tuvo palabras de agradecimiento con el gobierno venezolano. Prefirió no tocar los temas políticos del convulsionado país y dejar que “todos los problemas se quedaran en casa”.

Pastor falleció en la Clinica  Norte de la ciudad de Cúcuta. Luchó por su vida desde el pasado 3 de abril cuando llegó al servicio de urgencias con un fuerte dolor de cabeza. Los médicos dijeron que su pronóstico era reservado. Había  sufrido una isquemia cerebelosa bilateral.