Esperanza aparece abriendo el video y engancha de una vez a quienes lo ven diciendo que al final hará un “destape”. Su anuncio provoca una expectativa que garantiza que todos los ojos permanezcan fijos en la pantalla, para que al final se lleven una sorpresa

Si bien los datos gruesos relativos a la educación superior en Colombia, que son la causa de las marchas estudiantiles, corren por cuenta de Samper, la actriz porno, en realidad, cumple un rol secundario, muchas veces a manera de coro, aunque su sola presencia parece suficiente.

Samper recuerda que el déficit del Estado en este sector es de 18,2 billones de pesos: las universidades públicas necesitan 3 billones de pesos para no caerse y 15 billones para no cerrar; y que hoy tienen un presupuesto acorde con 1992, época por la que el Estado invertía por estudiante al año 10’800.000 pesos y ahora invierte solo 4’785.000 pesos.

“Menos de la mitad”, saca cuentas Esperanza.

Samper critica que el presidente Iván Duque esté hablando de asignarle 3 billones de pesos al gasto militar: “Presidente, no es necesario comprar más armas. Con la pistola que todos los gobiernos colombianos le han hecho a la educación, es más que suficiente”, se burla.

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Para arreglar la educación en Colombia, plantea Samper, no es necesario apelar a los aportes de los dos “grandes filósofos de la pedagogía” que ha tenido el país: Pacho Santos (que propuso el uso de pistolas taser para controlar a los universitarios) y Alejandro Ordóñez (que quemaba libros por pedagogía)”, sino asignarles más recursos a las universidades…”.

“Públicas”, completa Esperanza.

“Púbicas”, dice Samper.

“¡Públicas!, no púbicas”, lo corrige Esperanza.

De ahí en adelante, Samper expone las ventajas para el país de tener un muchacho educado: sabe que la Unión Soviética ya no existe (en alusión a Gustavo Bolívar), no acredita su experiencia ante notario, sino que la consigue en las facultades (en alusión a Claudia Ortiz, a quien el Gobierno quiere encontrar un puesto a toda costa), valora los títulos universitarios (en alusión a Enrique Peñalosa).

“Y lee, lee con detenimiento”, agrega Esperanza, en alusión a Simón Gaviria, “y no se resigna con ser simplemente bachiller”, continúa ella, aludiendo al presidente del Senado, Ernesto Macías.

Al ser invitada por Samper a que cumpla con lo prometido, (el “destape), Esperanza dice: “¿Cuál destape? Yo solo vine a decir que los apoyo, porque yo no soy la esperanza de Colombia; la verdadera esperanza de Colombia es la educación”.

Samper termina recordando que “un muchacho educado es un Pachito [Santos] menos”. Ahí se produce la descarga eléctrica imaginaria que sacude y hace contorsionar a Esperanza, en un virtual ejercicio de solidaridad con los universitarios que habrían sido víctimas también de las electrocuciones propuestas por el hoy embajador de Colombia en Estados Unidos.