La historia tiene que ver con una vez que la periodista se fue de vacaciones con su marido. Una vez allí, en un sitio alejado de las ciudades, su pareja se desesperaba al no tener señal, e incluso llegó al extremo de subirse a las colinas y hacer todo tipo de poses para captar la señal.

Vanessa de la Torre y su esposo, Diego Santos

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Una vez regresaron a Bogotá, De la Torre le sugirió que buscara ayuda profesional para que enfrentara su adicción al teléfono móvil, a lo que él accedió.

El efecto colateral –no tan deseado– del proceso de cura, según De la Torre, es que ahora su marido tiende a conversar en exceso, lo que a ella le supone que esté siempre dispuesta a hablar y a que se acabaran los silencios que antes había a la hora de la cena.