De acuerdo con una investigación de Cambio, que refleja cómo se dan las ‘jugaditas’ electorales en la Costa Atlántica, los menores de edad llegan a ser elementos claves en la compra de votos.
Dicha publicación, que detalló que la corrupción se vuelve operación nacional durante las elecciones, citó a uno de los tramitadores que se encarga de conseguir los votos para los clanes políticos de esa zona del país. El hombre, que dio su testimonio anónimo por seguridad, narró el paso a paso.
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El “gerente del fraude” dijo que los candidatos interesados en los votos llegan “de la mano del contratista, que es un inversionista”.
“El contratista llega con su bolsa de contratos, que necesita 20.000 millones [de pesos]. De los cuales 10.000 [millones] se van en la operación de logística. Un voto cuesta, o así era hace cuatro años, 100.000 pesos, pero de eso al votante le llegan apenas 60.000 pesos”, narró en el medio investigativo.
No obstante, el individuo señalo que hay más elementos necesarios para configurar el fraude. Entre otros, enumeró:
- El transporte.
- La logística.
- Los refrigerios.
En esos ítems resaltó que en del acto de corrupción entran empresas de transporte, bombas de gasolina, restaurantes, taxis, buses, entre otros, “para que no lo roben a uno” con el voto.
¿Cómo usan a los niños para ‘robar’ las elecciones?
Como el andamiaje es tan amplio y la inversión tan alta, los corruptos se ven en la necesidad de cuidar su plata. Ahí es dónde entran los niños, dada su condición especial ante las autoridades.
“Se necesita un ejército de menores de edad, que son los bastones, los únicos que pueden acompañar a un votante hasta la urna”, explicó la fuente de cambio.
El hombre explicó que los menores pueden acompañar a las personas con discapacidad, a los ciegos y quienes no saben leer ni escribir.
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Luego terminó su explicación con una contundente frase: “Esos niños son los que garantizan que el voto sea correcto y ahí empiezan su carrera en esto de la compra de votos”.
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