Faltan menos de ocho días para que se sepa quién será el presidente de Colombia en el periodo 2022-2026, si Rodolfo Hernández Suárez, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, o Gustavo Petro Urrego, del Pacto Histórico. Quien llegue será el jefe de los colombianos durante cuatro años y cuatro meses pero, ¿se sabe cómo son de jefes?

Con el ánimo de brindar elementos para que los ciudadanos voten informados, La Patria consultó con 10 personas, cinco por candidato, que trabajaron con ellos en el sector público o en el privado, y este fue el perfil que armaron de cada uno sumando sus virtudes y defectos.

Rodolfo Hernández: ejecutor

EFE
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“Una cosa es suponer y otra haber vivido al lado de él como dirigente”, expresa Néstor Rueda, que fue gerente del Instituto de Cultura y Turismo de Bucaramanga en la alcaldía de Rodolfo Hernández (2016-2019), y lo dice porque considera que el candidato respeta profundamente al ciudadano, “ve en él una persona a la que se le debe llegar con celeridad y efectividad, y esto a veces lo interpretan como severidad; pero es un ejecutor nato, con él es cero dilaciones, no le gusta posponer en lo público”.

Rueda también indica que Rodolfo es un hombre organizado y recuerda que en sus épocas de alcalde todos los viernes de 7:00 de la mañana a 1:00 de la tarde convocaba a su gabinete a consejo de gobierno para revisar los compromisos de cada uno. “Todos pasábamos al tablero, y debíamos tener resultados semanales”.

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Reconoce que el candidato es directo, franco, no le gustan los eufemismos y dice una sola vez las cosas; pero es receptivo, se puede conversar con él y deja hablar.

Isabel Ortiz fue la asesora de Asuntos de Mujer y Equidad de Género en dicha alcaldía en Bucaramanga, hace 30 años creó la Fundación Mujer y Futuro, que describe como la organización feminista más importante del oriente colombiano y la cual dirigió durante 19 años. Cuenta que como jefe, Rodolfo es respetuoso, sincero y valora lo que su gente hace. Aclara que lo que es difícil pedirle a él es que sea un hombre feminista.

“Lo malinterpretan porque tiene pensamientos tradicionales, pero es un hombre de 77 años y de origen campesino. Lo que piensa es que ojalá las mujeres pudieran quedarse en la casa con sus hijos, tal como sucede en países avanzados como Holanda, Suecia, Noruega, donde logran que la mujer esté al cuidado de sus hijos pequeños. Es un hombre al que le gusta trabajar con mujeres, que valora su labor. Entre 50 % y 60 % de su gabinete éramos mujeres en cargos de toma de decisiones”.

Ortiz sostiene que Rodolfo le permitió dirigir con autonomía programas como una escuela para la participación política y para potenciar las capacidades de las mujeres en Bucaramanga, redes de mujeres en los barrios para prevenir la violencia de género, Centro Integral de la Mujer para brindar asesoría a población vulnerable.

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Sobre el presunto maltrato a sus subalternos, Ortiz lo desmiente y agrega que aunque a veces a Rodolfo sí se le salen palabras fuertes, nunca lo hizo directamente hacia sus secretarios, gerentes y directores.

De resultados

Un colega de profesión, el ingeniero civil Rodrigo Fernández, que también fue su asesor de Contratación en la Alcaldía de Bucaramanga, dice que conoce a Rodolfo desde hace unos 42 años cuando pertenecían a la Sociedad Santandereana de Ingenieros.

“Llegué a su Administración con el propósito de cumplir una misión de la cual él estaba y sigue estando convencido: combatir la corrupción en la contratación. Se pudo adelantar una gestión contractual transparente porque cumplía dos condiciones, la voluntad política -quererlo hacer- y la independencia electoral -llegar sin ataduras-. Esto permitió no tener que amarrar los pliegos ni hacer ningún tipo de jugadas con la contratación para cumplirles a quienes ayudan a llegar. Por eso Rodolfo insiste tanto en que su compromiso es con la comunidad, y si bien no rechaza apoyos, tampoco cambia su discurso”, cuenta Fernández.

Sostiene que por ser ingeniero constructor, Rodolfo es hombre de resultados. Tiene claro que hay que planear para construir, entregar a tiempo y en los costos prometidos a los clientes, y que este esquema debe replicarse en el sector público teniendo metas y exigiendo su cumplimiento de cara a la gente.

Según Fernández, hay mucho más de exageración que de realidad en lo que cuentan del candidato, y aunque reconoce que Rodolfo tiene un carácter fuerte, no es verdad que sea violento. “Habla claro y eventualmente puede utilizar un lenguaje que para muchos puede resultar salido de tono, pero no es una persona agresiva. Escucha argumentos, no cuentos. Puede estar convencido de que algo es positivo, pero si le dan argumentos y le muestran que es negativo lo que piensa, cambia de opinión, a mí me pasó. No es terco, para él, el talento es lo que vale”.

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Con las mujeres

Una funcionaria pública de Bucaramanga, que trabajó en un cargo de decisión en la Alcaldía de Rodolfo y solicitó reserva de su nombre para no ser señalada de participación en política, sostiene que es un orgullo haber laborado con él. “Es una persona estructurada, visionaria, responsable con los recursos públicos y siempre busca con sus acciones el bienestar de la comunidad. Lo que le endilgan contra las mujeres es lo más absurdo. Siempre le escuché que prefería trabajar con mujeres porque son más responsables, ubicadas y trabajadoras. Más del 50 % de todo su equipo éramos mujeres”.

Lida Marcela Salazar, que fue la secretaria Administrativa de Bucaramanga y trabajó como directora administrativa y de gestión humana en la empresa del candidato, Constructora HG, manifiesta que él es una persona que da autonomía para desarrollar ideas y proyectos, sin perder el seguimiento, pues lo hace con todo.

“Respeta las capacidades, hace comentarios y sugerencias para mejorar, pero siempre guardando el respeto. Me sorprende que a su edad tiene claro cifras, fechas, todo. Es un gran líder que permite desarrollarte, ser tú mismo e inspira para trabajar de manera eficiente. Sabe administrar e invertir los recursos. Es estricto y le gusta el cumplimiento, que todo salga bien y desde ahí teníamos que ser muy eficientes y eficaces, pero es hombre de buen humor, tiene gran sensibilidad, admira el arte”.

Gustavo Petro: analítico

EFE
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“Trabajar con él fue una experiencia política muy bella, porque la propuesta para Colombia era transitar de la guerra a la paz. Sentí que él valoró la experiencia que yo traía como líder, académica, feminista y me dio autonomía para desplegar mi campaña. Más que un jefe fue un compañero”, así se refiere la caldense Ángela María Robledo, quien fue la fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro en su segunda candidatura a la Presidencia de la República en el 2018 por el movimiento Colombia Humana.

Robledo expresa que conoció a Gustavo cuando fue alcalde de Bogotá 2012-2015 y que de él puede decir que es un hombre que tiene una comprensión grande del país, de relaciones que fluyen. “A veces es más bien solitario, un poco callado, pero es muy reflexivo; un poco vehemente, pero tranquilo. Reconoce las tareas que se hacen”.

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En febrero del 2021 Robledo se va de Colombia Humana y deja un fuerte precedente político. “No rompí con Gustavo, tomé distancia de Colombia Humana porque no estuve de acuerdo con que Holman Morris hubiera sido el candidato a la Alcaldía de Bogotá, ya que tenía denuncias sobre maltrato intrafamiliar y acoso sexual. Sentí de algunos petristas fanáticos acosó por redes sociales y que no había un reproche oportuno de Gustavo frente a esto; lo hizo luego, pero tardó en hacerlo”.

Un exjefe de prensa de Gustavo, quien pidió no publicar su nombre, lo define como hombre de pocas palabras, inteligente, estudioso, certero en lo que quiere. “No ve en él el problema del paso del tiempo. Tiene la suficiente paciencia e inteligencia para que las cosas sucedan. Hombre seguro, prevé muy bien las situaciones, se anticipa a los escenarios y así se va moderando en su actuar”.

También sostiene que Gustavo posee capacidad de síntesis; es buen lector, en especial de temas económicos haciendo gala a su profesión de economista. “Es una persona que como jefe escucha al 90 % y habla solo un 10 %, es de pocas palabras”.

Riguroso y tímido

El periodista Augusto Cubídes, que trabajó con Gustavo en el 2005 como Unidad de Trabajo Legislativo y luego en su Alcaldía de Bogotá dirigiendo el periódico Humanidad, sostiene que así como es de estudioso, el candidato es igual de riguroso.

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“Nos exigía un nivel alto en cuanto a los temas, parejo a como él los investigaba; teníamos que estar muy dedicados a constatar la información que nos llegara. No podía uno expresarle me dijeron, supe; con él no valía nada de eso, todo era con soportes y pruebas, y con base en eso se hacía la tarea. Muy exigente y de buena memoria”.

Para Cubídes, Gustavo, como todo ser humano, tiene sus momentos. “En 30 años nunca le he escuchado decir una grosería, aún digo: este de qué está hecho. En la Alcaldía no lo vi maltratar o denigrar cuando algunos funcionarios no le respondían como él quería. No es de gritos, ni de tirar cosas. Sí lo vi enojado, llamaba la atención durito, pero sin vulnerar a las personas. No es fácil verlo sonreír o que suelte una carcajada. Detrás de cámaras lo ven soberbio y arrogante, mi opinión es que es bastante tímido”.

Alberto Merlano, quien fue el gerente de la Empresa de Aseo de Bogotá durante la Alcaldía de Gustavo, reconoce que tuvo muchas diferencias con él, por ser muy apegado a su forma de ver el mundo, aunque cede ante los argumentos y es capaz de oír.

“En la decisión de comprar los contenedores de basura, ya hacia el final del gobierno, me opuse y le llevé la contraria. Mis colegas se quedaron quietos y Gustavo me dijo: Alberto, vamos a mi oficina. La reunión se quedó esperando. En su despacho me manifestó su molestia porque estaba contradiciendo algo que para él era importante. Le dije que renunciaba para que nombrara a otra persona que estuviera de acuerdo con él y me respondió que no era tiempo de renuncias. Volvimos a la mesa y aunque nuestras relaciones estaban rotas no me hizo un escándalo delante de todo el mundo, lo hicimos en privado y seguimos conversando”.

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A pesar de esta tranquilidad que manifiesta, Merlano expresa que a veces Gustavo se tensiona, pero que son más los mitos que se han tejido alrededor de su personalidad, porque es de buen trato.

“Gustavo tiene que trabajar más en equipo, se le dificulta hacerlo porque trabaja como un loco. Su ritmo es agotador. La gente no cree que en los casi cuatro años como alcalde de Bogotá muchas veces no iba a dormir a la casa, hacía reuniones a las 11:00 de la noche y salíamos a las 3:00 de la mañana. Tiene la tendencia a trabajar más solo, le falta tener una gerencia más estratégica y menos de detalle. No delega en lo fundamental. Todo esto lo debería reconsiderar”.

Merlano resalta que Gustavo es hombre innovador y se le ocurren cosas que generan cambios.

Muy serio

María Cristina Estupiñán, periodista y magíster en estudios políticos, que trabajó con Gustavo en el 2009 para su precandidatura al Senado por el Polo Democrático y después cuando ganó, lo define como un buen jefe, respetuoso.

“Las decisiones de prensa las compartía con él, se comunica con sus equipos y escucha. En varias ocasiones el equipo tuvo que viajar con él y siempre estuvo muy conectado. Es una persona muy exigente, muy trabajadora, muy seria, súper seria. Pocas veces se salía de casillas, pero cuando lo hacía empezaba a caminar de un lado a otro. De esa forma se notaba su molestia, sin necesidad de gritar. Cuando le llamaba la atención a alguien lo hacía de manera muy respetuosa. No le tenían miedo, sino respeto”.