El cotarro político se alborotó en Cali y el Valle del Cauca como consecuencia de un encuentro que sostuvieron el precandidato presidencial Gustavo Petro y el alcalde de esa ciudad, Jorge Iván Ospina, acompañados por el excandidato a la alcaldía de Bogotá Hollman Morris. Pero la reunión también se sintió en el resto del país, pues se produce, aunque la campaña no ha comenzado formalmente, en plena recta final hacia las elecciones presidenciales de 2022.

El encuentro entre Petro y Ospina tendría su explicación básica en el hecho de que en la capital del Valle se desarrolla por estos días la Feria Internacional del Libro de Cali , que irá hasta el 31 de octubre. Petro estuvo presentando su libro y en medio de esa actividad también encontró un espacio para almorzar con el mandatario caleño en el restaurante Platillos Voladores.

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Para unos, esa reunión no tiene la mayor trascendencia. Pero otros encuentran que tiene todos los ingredientes de un acto político al que, por ley, no podía asistir Ospina. Hay quienes, como un abogado consultado por El País, de Cali, lo entienden como “una violación al Régimen de Incompatibilidades de los Alcaldes previsto en la Ley 136 de 1994, donde, según el artículo 96, se prohíbe a los mandatarios locales tomar parte en las actividades de los partidos y movimientos y en las controversias políticas […]”.

En un evento posterior, al lado del escritor Julio César Londoño, Petro ofreció su punto de vista sobre su encuentro con Ospina, burlándose del hecho de que la reunión ha sido presentada “como la gran conspiración política entre el alcalde de Cali y Petro”.

Qué dijo Gustavo Petro de María Fernanda Cabal

“Bueno, no se le ocurrió pensar [a la representante a la Cámara Catalina Ortiz, una de las primeras en criticar el encuentro] que estábamos en la feria del libro y que teníamos el libro más vendido, y que estaba el autor, y que estaba la editorial, que estaban los dignos representantes de las expresiones literarias del Valle del Cauca, sino que había una conspiración política”, dijo el precandidato presidencial, y después hizo una sinuosa alusión a María Fernanda Cabal, una de sus más férreas detractoras.

“Mejor dicho, la señora verde pensó peor que la Cabal. Si la Cabal hubiera estado ahí, se sienta con nosotros”, agregó Petro, dando a entender que su reunión con Ospina fue tan inofensiva, amena y universal que hasta quienes están en la otra orilla de su propuesta política se hubieran sentido muy cómodos.

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Después, aprovechó el escenario para tocar las fibras “populares” y rasgar, nostálgico, las cuerdas de la lucha armada. “Yo he conocido la Cali popular, la Cali pachanguera. Mi encuentro con Cali, que viene desde hace tiempo porque por aquí teníamos que cruzar cada vez que queríamos hablar con [Carlos] Pizarro, con [Álvaro] Fayad [dirigentes de la guerrilla M-19, de la cual fue parte Petro], y había toda una historia ligada a Cali de nuestra historia política, incluso clandestina. Aquí hay varios exponentes de ese pedazo de la historia, hijos de ese pedazo de la historia. El alcalde [de Cali, Jorge Iván Ospina] es hijo de ese pedazo de la historia”.

Cabal, senadora y precandidata por el Centro Democrático, respondió con un trino en el que retuitea una curiosa observación que hizo el periódico Q’hubo de Cali de la reunión entre Petro y Ospina. El alcalde de Cali lleva un reloj que, según esa publicación, es un costoso Hublot Big Bang Gold de más de 142 millones de pesos.

Todo comunista ama lo que dice que odia: ‘Ser rico es malo’. Allí tienen a Ospina, el destructor de Cali, estrenando reloj”, comenta Cabal, y se suma así a otros que cuestionaron la reunión, como el senador Gabriel Velasco y la representante a la Cámara Catalina Ortiz.