El asesinato de un niño de 12 años y de un joven de 18 en Tibú (Norte de Santander) a manos de integrantes de, según la Policía, disidencias de las Farc, por supuestamente haber robado en un almacén de ese municipio, no solo tiene estupefacto al país por el hecho en sí mismo, sino porque también es utilizado por los políticos en campaña para las elecciones presidenciales de 2022.

Las muertes del menor y del adolescente, ambos de nacionalidad venezolana, de acuerdo con las primeras informaciones periodísticas, se produjo este fin de semana. Las víctimas fueron retenidas inicialmente por los comerciantes que, aseguran, llamaron en varias oportunidades a la Policía, que no llegó.

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Los que sí llegaron fueron varios hombres armados que, minutos después, sacaron del establecimiento comercial al niño y al joven, y los subieron amarrados a unas motos. Si bien no se sabe exactamente cómo ocurrieron los hechos (para lo cual una comisión de la Dijín ya comenzó las pesquisas), lo cierto es que los dos retenidos aparecieron muertos con disparos en un camino. El hecho es tan atroz que hasta la oficina de la ONU en Colombia lo condenó.

Pero también hay otra cosa cierta: que algunos políticos usan el cruel episodio en el marco de la campaña electoral que en Colombia se disputa voto a voto, gota de sangre a gota de sangre, pero ajena: la de las verdaderas víctimas.

Eso lo hizo notar Juan Eduardo Espinosa, periodista de Caracol Radio, que en diálogo con el director del espacio noticioso de esa emisora en las mañanas, Gustavo Gómez, se quejó de Gustavo Petro.

¿Qué dijeron los periodistas de Gustavo Petro?

“Se habla de justicia por propia mano en el caso de quienes asesinaron a estos muchachos. Pero, también, justicia por la propia mano de gente que con su teléfono cree que en redes sociales dicta la verdad, hace los videos, culpa a los muchachos […], los monta, muestra la cara de los dos… Eso tiene sus consecuencias. Esa bola de nieve en las redes sociales siempre termina aplastando a alguien”, comentó Gómez inicialmente sobre el hecho.

Como respuesta a ese planteamiento, Espinosa le dijo: “Además, cuando esa persona tiene millones de seguidores en Twitter o en redes sociales. Incluso si tiene pocas. Uno ese tipo de cosas, y sobre todo si son menores de edad, independientemente de lo que supuestamente hayan hecho, no lo puede convertir en un espectáculo”.

En principio, Espinosa calificó de “bochornoso” lo que está pasando en redes sociales con este doble crimen. “Sobre todo con candidatos a la presidencia”. De hecho, la senadora María Fernanda Cabal también las difundió, aunque después archivó o borró ese desafortunado tuit.

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“Que el señor Petro siga utilizando su cuenta de Twitter y dándoles retuit a las imágenes de esos muchachos en esas circunstancias, uno de ellos con la cabeza completamente ensangrentada, eso no”, lamentó el periodista. “Eso no lleva a nada bueno, y, además, tampoco es una demostración de ninguna política seria. No es él el único que lo ha cometido. Hay otros políticos que han hecho lo mismo en circunstancias distintas. Pero hacer política con la muerte, con el asesinato, con la tortura que sufrieron estos dos jóvenes es, francamente, asqueroso”.

En el trino al que se refiere Espinosa, Petro retuitea el de una cuenta denominada ‘Chalecos amarillos’ con las imágenes de los cuerpos atados, baleados y ensangrentados, y construye un extraño silogismo, en el que se pone él de víctima.

“La.policia del Norte de Santander me llevó a la emboscada donde me iban a asesinar en la campaña presidencial del 2018”, acusa el líder de la Colombia humana, y con esa afirmación como supuesta premisa, llega a la conclusión de que “Hoy el asesinato de estos niños demuestra que el estado en Tibú esta [SIC] al servicio del paramilitarismo y el crimen”.

En la bruma queda la relación que pretende establecer Petro entre él como candidato en 2018, la Policía de Norte de Santander, el asesinato de los dos jóvenes venezolanos este fin de semana y el paramilitarismo. Las cosas sí están muy enredadas en Tibú, pero hay quienes tienen muy claro el objetivo de llegar a la Casa de Nariño a cualquier precio.