La mesa tripartita que define el aumento del salario mínimo en Colombia se volverá a reunir este lunes 5 de diciembre, cumpliendo con el cronograma pactado. La semana comienza con en una sesión de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales y se presentarán informes de mercado laboral, productividad y contexto macroeconómico.  Este es el primer paso para la recta final con la que buscarán llegar a acuerdos sobre el monto que debe subir el pago de millones de colombianos que reciben este sueldo mensual.

Sin embargo, el panorama sobre lo que puede pasar en este diciembre no es claro, pues en el Ministerio del Trabajo, que representa al Gobierno en esta mesa, hay una clara tendencia desde su cabeza, la ministra Gloria Inés Ramírez, reconocida por su pasado como sindicalista.

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Aunque ya se ha planteado una base sobre la que se debe discutir el aumento y la posible cifra estaría cercana a un aumento del 14 %, es decir, que quedaría en 1’140.000 pesos, aún no hay un pronunciamiento oficial del Gobierno sobre cuánto podría subir.

Lo cierto es que la discusión para definir el aumento del 2023 tendrá un tinte diferente al de otros años. Si bien en 2021 sorprendieron con el anuncio en la primera sentada, los constantes avisos de los representantes de los empresarios no dan luces de que esto pueda suceder de nuevo.

Un factor clave para saber cuánto será la base de la discusión se conocerá este lunes 5 de diciembre, cuando el Dane dé a conocer la inflación de noviembre, que se deberá sumar al 1.24 % que fue aceptado como índice de productividad. Estos dos porcentajes se deberán sumar para saber la base mínima de lo que deberá subir el salario mínimo.

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Es más del 50 % del empleo formal el que gana el salario mínimo en Colombia, razón por la que el aumento afectará a una gran población del país. Eso también es un argumento para que muchos empresarios aseguren que dejar el aumento en  1’134.600 pesos es lo ideal.

Expertos como el centro de estudios económicos Anif proyecta que la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) sería del 12,5 por ciento, por ende, sugiere que el incremento del salario mínimo ronde una cifra cercana al 13,9 por ciento, es decir, 139.000 pesos. La tesis de ellos es que sí hay un aumento exagerado podría afectar directamente el empleo de muchas personas.

Esa teoría también es apoyada por otros empresarios y representantes de trabajadores. La explicación es que entre más dinero les tengan que pagar a los empleados, más difícil será mantener los puestos de trabajo a largo plazo.

Fedesarrollo, también se mantienen en que el salario mínimo debería aumentar 13,5 por ciento para el próximo año, que equivale a 135.000 pesos. La justificación es la misma y da otro argumento más al señalar que un incremento superior a lo que dice la ley “puede generar presiones adicionales al alza en la inflación del próximo año, puesto que una buena parte de esos aumentos en exceso podrían ser trasladados a los consumidores vía mayores precios de los bienes finales”, sostuvo Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo.

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La única voz que se ha escuchado por parte del Gobierno la ha dado el ministro de Hacienda, José Antonio Campo. Él no se metió en la discusión de cuánto va a subir, pero sí anunció que la intención es que se pueda desvincular del aumento algunos de los 205 bienes y servicios que suben al mismo nivel de lo que sube el salario mínimo.

Esa discusión no se dará en este 2022, pero se espera que durante el 2023 sí se pueda cambiar esta situación, pues aumentos como el precio del Soat, el costo de las Viviendas de Interés Social (VIS) y prioritario, el copago o la cuota moderadora de las EPS, los aportes a pensión de quienes devengan un mínimo, las fotomultas, entre otras, están indexadas. Lo que se ha hecho en otros años es que por decreto se ha definido qué sube igual y qué no lo hace, algo que se podría repetir para el 2023.