El presidente de Colombia, Gustavo Petro, sancionó este martes la reforma tributaria que le permitirá al Estado aumentar en $20 billones el recaudo cada año. Los recursos se destinarán, en su mayoría, al gasto social, por lo que se priorizarán temas que van en línea con el plan del Gobierno Nacional.

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Entre estos, lucha contra el hambre y la pobreza, educación, salud, protección medioambiental, transición energética, desarrollo productivo, economía popular y sostenibilidad de las finanzas públicas.

Sobre la reforma, Petro dijo en su momento que “el interés del gobierno es consolidar una política fiscal sostenible, fundamentada en ingresos corrientes y en la reducción de la dependencia de la deuda”.

Y agregó que esta “es importante en su finalidad de equidad y como factor anticíclico en la recesión mundial venidera”.

Principales aportantes de la reforma tributaria

La reforma tributaria de Petro tiene diversas fuentes de recaudo, incluyendo mayores aportes de personas naturales y algunos sectores empresariales.

En el primer grupo están personas con mayor capacidad contributiva, teniendo en cuenta que pagarán más impuesto de renta quienes tengan ingresos mayores a $13 millones mensuales.

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Y, según el Ministerio de Hacienda, más de dos terceras partes del recaudo adicional de este tributo provendrá de contribuyentes con ingresos superiores a $20 millones mensuales.

En materia de empresas, las que más aportes adicionales harán serán las del sector minero – energético.

Esto, debido a que habrá una sobretasa para la extracción de carbón y petróleo que dependerá de los precios internacionales. Será del 5 % o 10 % para el primero y del 5 %, 10 % o 15 % para el segundo.

En el caso del crudo, para 2023, la sobretasa será de 5 % si el precio es mayor a US$67 por barril; de 10 % si sobrepasa los US$ 75 y de 15 % si es superior a US$ 82.

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Adicionalmente, el Congreso aprobó que las compañías del sector no podrán deducir de los impuestos de renta los montos pagados por concepto de regalías.

La reforma tributaria también plantea la reducción de beneficios tributarios específicos para algunos sectores y regiones.

Además, se depuraron los no estratégicos, racionalizándolos a las actividades que constituyen prioridades de política pública en los territorios.

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Impuestos saludables y ambientales

En cuanto a impuestos saludables, se les dio luz verde a tributos a bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, que entrarán en vigor en noviembre del 2023.

En todo caso, solo se aplicarán a los productores que obtengan ingresos mayores a $ 419 millones anuales ($ 35 millones al mes) por estos.

Y se excluyeron de este impuesto los alimentos que tengan una participación importante en la canasta familiar, como el pan y las bebidas lácteas.

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En cuanto a los impuestos ambientales, se establecieron gravámenes al carbono y los plásticos de un solo uso.

Finalmente, la reforma tributaria también reduce los montos a partir de los cuales la evasión se vuelve un delito, es decir que las personas o empresas que ahora tengan ingresos superiores a $ 1.000 millones en activos o pasivos que no reporten incurrirán en sanciones.

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