El columnista de El Espectador, que además es un experto en desarrollo económico, plantea un improbable golpe al poderoso e influyente cartel del azúcar.
Kalmanovitz sabe que una campaña en contra de la industria de las gaseosas, por ejemplo, será “amenazada por hombres mal encarados” y hasta con participación de altos funcionarios del Estado, tal como sucedió con la ONG Educar Consumidores.
Sin embargo, el columnista sostiene que un IVA fuerte no solo a las bebidas con una “hiperdosis de azúcar” sino “a los jugos y las energizantes y, en general, la comida chatarra” podría tener un doble efecto.
“El impuesto podría reducir el consumo un tercio y aumentar el recaudo en $1,3 billones (Popkin, Tovar, Bonilla)”, citó Kalmanovitz.
El economista insistió en un argumento que también apoyan algunas voces gremiales, políticas y ciudadanas:
“No se debe tasar por igual la comida saludable y la chatarra, como lo hace la reforma tributaria de Carrasquilla”, afirmó el columnista.
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