La vida en cruceros está llena de lujos. Ver cómo es uno de los cruceros más caros del mundo da ideas de por qué viajar de esta forma es costoso, pero vivir a bordo de uno debe ser aún más costoso y esta pareja es ejemplo de ello.
Mike Soroker, de 80 años y Barbara Soroker, de 75, decidieron no dejar que la vida se les pase sin vivir en un crucero. Después de haber estado a bordo de cuatro cruceros, ahora están convencidos de que es lo que quieren por el resto de años que les quedan de jubilación, según señalaron al medio Business Insider.
Mike y su esposa compraron una cabina a bordo del crucero MV Narrative, operado por Storylines, para nada barata. Esta está valorada en 2,5 millones de dólares, lo equivalente a 10.512’175.000 pesos colombianos.
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Su parte del barco ni siquiera está terminada todavía, pero ya está en construcción y se espera que zarpe, según les aseguraron, en 2025. Este crucero, según señalaron a ese medio, estaría tomando rumbo una vez cada tres años, navegando de forma continua con escalas en puertos alrededor de todo el mundo, tal como lo hace el crucero en el que una pareja lleva viviendo más de 500 días.
“En un viaje, renovamos nuestros votos después de 50 años de matrimonio. Disfrutamos conocer a algunas personas, con quienes todavía estamos conectados hasta el día de hoy. Trabajamos todos estos años, edificándonos. Es hora de cosechar las recompensas”, dijo el hombre a ese medio.
La pareja también reveló que dieron un pago inicial de 60.000 dólares (252’292.200 pesos colombianos) y luego habrá pagos secuenciales que aún no comienzan, pero que cuando ya esté a bordo, deberán cancelar los pagos anuales de 13.000 dólares (54’663.310 pesos colombianos), lo que se traduce en aproximadamente 1.083 dólares mensuales (4’553.874 pesos colombianos).
Para lograr este cometido, los esposos dijeron a ese portal digital que vendieron su apartamento en Nueva York y que conservarán uno que tienen en Boca Ratón, ciudad en Florida, como base terrestre para poder conservar su atención médica y tener acceso a los medicamentos.
“Queremos tener la oportunidad de ver estos lugares, mientras todavía estemos vivos y lo suficientemente saludables como para disfrutarlos. Esa es probablemente la cosa número uno que más esperamos”, concluyó el hombre.
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