Los más altos ejecutivos de estas compañías que trabajan en el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19 aseguraron este jueves que sus firmas no buscarán ganancias mientras dure la pandemia, en la que más de 351.000 personas han muerto por su causa.

“No esperamos generar ganancias en este periodo”, aseguró hoy a la prensa la directora ejecutiva de GlaxoSmithKline, Emma Walmsley, cuya compañía está desarrollando un adyuvante que potencie la respuesta inmunológica de la vacuna y que permitiría acelerar su producción.

La ejecutiva dijo que la industria es consciente de que ante la emergencia sanitaria se debe pensar en que una o más vacunas contra el coronavirus sean accesibles, para lo que habrá que aplicar una política “responsable” de precios y prever donaciones para los países que más lo necesiten.

El consejero delegado de AstraZeneca, Pascal Soriot, fue de la misma opinión al comentar que en la situación actual no se puede pensar en obtener beneficios inmediatos de una o más vacunas que se descubran.

El vicepresidente y jefe científico de Johnson & Johnson, Paul Stoffels, sostuvo que la posición de su corporación es similar y que “en el periodo de pandemia” la industria no debe sacar beneficios para permitir que el mundo entero pueda ser atendido.

Claudia López e Iván Duque

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Más adelante aclaró que, desde su punto de vista, el periodo sin beneficios debería extenderse hasta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declare oficialmente terminada la pandemia.

Los ejecutivos hablaban en una conferencia de prensa organizada desde Ginebra por la Federación Internacional de Productores Farmacéuticos (IFPMA, por sus siglas en inglés), entidad que representa sus intereses.

A pesar del compromiso que asumieron de que no buscarán ganancias con la vacuna mientras la crisis sanitaria persista, todos defendieron los derechos de propiedad intelectual como el principal motor de la innovación.

Señalaron que poner en cuestión ese principio no es la manera de intentar garantizar el acceso de todos a las vacunas.

Por su parte, el presidente y consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, coincidió que no se podrá aplicar de inmediato el principio de la oferta y la demanda, pese a que si el virus desapareciese la industria perdería cientos de millones de dólares invertidos en la investigación.

El director general de la IFPMA, Thomas Cueni, comentó que uno de los principales “cuellos de botellas” que se avecinan tiene que ver con la capacidad de producción una vez que se defina que una o más vacunas son seguras y eficaces para prevenir el covid-19.

Cueni dijo haber tenido acceso a informaciones que indican que se podría necesitar producir hasta 15.000 millones de dosis, lo que requeriría de parte de la industria farmacéutica “una inversión gigantesca y de riesgo”.

Como punto de comparación, cada año se producen aproximadamente 5.000 millones de dosis de vacunas de la gripe estacional.

La OMS ha informado que existen diez vacunas candidatas para la covid-19 que se encuentran en una fase avanzada de desarrollo entre un total de 115 candidatas que están en evaluación preclínica.

EFE