Johnson & Johnson, que acumula desde hace años miles de reclamaciones por este asunto, explicó que esos US$ 8.900 millones se abonarían en un plazo de 25 años para poner fin a todas las reclamaciones existentes y futuras por los polvos de talco en Norteamérica.

Según la empresa, más de 60.000 demandantes han aceptado estos términos, que aún deben ser aprobados por un juez de bancarrotas, dado que J&J concentró en una filial las posibles responsabilidades por estos casos y la declaró en quiebra.

En enero, ese tribunal ya rechazó otro plan de este tipo con el que la compañía buscaba protegerse de las demandas y poner fin a la infinidad de procesos abiertos.

En un comunicado, J&J insistió en que sigue creyendo que todas estas reclamaciones no tienen base y que sus polvos de talco eran seguros.

“Sin embargo, (…) resolver estos casos en el sistema de responsabilidad civil llevaría décadas e impondría costos significativos a LTL (la filial de J&J) y al sistema“, señaló Erik Hass, vicepresidente de litigación de la compañía.

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Johnson & Johnson: problema por sus polvos que producirían cáncer

El gigante farmacéutico y de productos de cuidado personal ya anunció el año pasado que en 2023 suspendería la venta de sus polvos de talco para bebés en todo el mundo, dos años después de hacerlo en EE.UU. y Canadá.

A finales de 2018 aparecieron informaciones que apuntaban a que J&J sabía desde hacía décadas que sus polvos de talco contenían asbesto, un mineral de composición y caracteres semejantes a los del amianto y con efectos nocivos para la salud.

Desde entonces, se ha enfrentado a miles de demandas en las que se acusa al fabricante de haber contribuido al desarrollo de cáncer de ovario de las consumidoras, un extremo que la empresa rechaza y que cada año le ha llevado a gastar millones de dólares en litigios.

Con EFE