La deuda externa de Colombia se ha disparado desde el 2020, coincidiendo con el coletazo de la pandemia. El Banco de la República informó que el año pasado alcanzó US$184.118 millones, lo que significó un incremento del 7,5% versus el 2021, que en plata blanca se traduce en US$12.815 millones más.

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Así, las obligaciones del país equivalen al 53,4% de su Producto Interno Bruto (PIB) y, si se comparan con las deudas que había antes de la pandemia, se observa un alza del 33%. Esto, teniendo en cuenta que para 2019 el saldo cerró en US$138,683 millones (ver gráfico).

Es que del 2019 al 2022 el endeudamiento escaló US$45.435 millones. Para hacerse una idea, eso es más de lo que Colombia exportó en todo el 2021, año en el que las ventas al exterior dejaron US$41.390 millones.

Al analizar las cifras de la deuda externa el año anterior, el investigador económico Luis Fernando Ramírez no dudó en decir que la mayor “culpable” es la tasa de cambio. “Recordemos que el peso colombiano se devaluó cerca de 23% frente al dólar, eso tiene un gran efecto en la deuda de la Nación y de las empresas”.

Con esto, no solo las amortizaciones de capital sino también el pago de intereses se pusieron cuesta arriba. “Yo creo que ni en las cuentas de la Nación ni la de los empresarios estaba un escenario cambiario así (…) también hay que mirar que los inversionistas están saliendo de la deuda en moneda local y ahí el Gobierno debe compensar con bonos internacionales, en dólares”, indicó Ramírez.

Para el experto, que la deuda esté en el 53% del PIB no es tan preocupante, pues inclusive hay cierto tope de hasta 60% que se llegó a rebasar durante la etapa más crítica de la pandemia. Eso sí, advirtió que tras la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo (PND) y con la subida de tasas por parte de la Reserva Federal estadounidense, en el segundo semestre de este año el saldo podría incrementarse considerablemente.

Sobre la disparada de la deuda en el último trienio, hay que decir que este ha sido un dolor de cabeza generalizado en la región. De acuerdo con la Cepal, América Latina y el Caribe se convirtió en la zona más endeudada del mundo en desarrollo, en el marco de la pandemia.

“En todos los países de la región, sin excepción, la situación fiscal se ha deteriorado y el nivel de endeudamiento del gobierno general ha aumentado”, indicó en su momento el organismo internacional.

En todo caso, sobre el reciente reporte del Banco de la República vale reseñar que, del total de la deuda externa, el 84% tiene fecha de vencimiento mayor a un año y el 16% corresponde a créditos que expiran en un año o menos.

Por tipo de instrumento, agregó el Emisor, el saldo corresponde principalmente a préstamos y bonos. Particularmente el año pasado la economía colombiana adquirió la mayor parte de sus deudas a largo plazo, rubro que sumó US$7.792 millones, mientras que a corto plazo se negociaron US$5.023 millones.

Ahora, si se habla solo de las obligaciones del sector público se observa que escalaron a US$104.643 millones (30,4% del PIB), superior en 2,2% a las del año anterior.

Que el Estado esté más endeudado se explica porque creció el saldo ante la banca comercial, organismos internacionales y la banca bilateral, entre otras.

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Por su lado, el sector privado acumuló obligaciones por un valor de US$79.475 millones (23,1% del PIB). “De este monto, el 79,7% correspondió al sector no bancario y el restante 20,3% a deudas adquiridas por instituciones del sector bancario”, precisó el Banrep.

Aunque el nivel de endeudamiento se encuentra relativamente dentro de lo previsto, hay que recordar que el Banco Mundial advirtió que debido al aumento de las tasas de interés en el planeta y la desaceleración de la economía, existe una gran crisis de deuda que acecha a países de ingresos bajos y medianos.

Se necesita un enfoque integral para reducir la deuda, aumentar la transparencia y facilitar reestructuraciones más rápidas, de modo que los países puedan centrarse en los gastos que respaldan el crecimiento y reducen la pobreza. De lo contrario, muchos países y sus Gobiernos se verán frente a una crisis fiscal e inestabilidad política, y millones de personas caerán en la pobreza”, dijo David Malpass, presidente del Banco Mundial