Rahal escribe en el diario económico que a Mina, “como se hace con un diamante en bruto, los medios de comunicación y los patrocinadores han sabido cortarlo y pulirlo a la medida de sus necesidades”.

Sin importar “que no hubiera superado las expectativas” del Barcelona, que hoy en el Everton viva lesionado, que no juegue con regularidad, que su entrenador “lo regañe vía rueda de prensa” y que hasta la prensa inglesa lo catalogue como “una de las peores contrataciones de la Premier League”, Mina hace comerciales para bebidas hidratantes y ahora es la imagen de una casa de apuestas deportivas en línea, subraya el columnista.

Pero ahí está el problema. “Yerry aparece cándidamente en comerciales y contenidos de redes sociales promoviendo a la mencionada empresa de apuestas, ignorando por completo que dicha práctica está prohibida y es penalizada por The Football Association (FA), el órgano de gobierno del fútbol inglés”, asegura Rahal.

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Y cita que en la sección E (8-3) del reglamento de la FA, sobre malas conductas y apuestas, se estipula: “No está permitido, al actuar a título personal, publicitar o promover cualquier actividad de apuestas relacionadas con el fútbol”, prohibición que, remarca Rahal, es para los jugadores y opera hacia contactos, apuestas o empresas en todo el mundo, y por cuya violación el infractor “podría ser sancionado, multado y, en algunas instancias muy graves, vetado de por vida en el fútbol inglés”.

Por eso, recuerda que los operadores colombianos “empezaron a recurrir a exfutbolistas, comentaristas de fútbol y demás figuras validadoras ajenas a las actividades directamente implicadas en las apuestas”.