Desde hace varios meses está radicado en el Concejo de Bogotá un proyecto que les sube la tarifa de predial a los clubes sociales de la crema y nata de la ciudad. Sin embargo, la iniciativa está a punto de hundirse porque, entre otras cosas, varios cabildantes pertenecen a esos centros de diversión, cultura deporte y lujo.

De acuerdo con CM&, el proyecto tiene plazo de discutirse hasta mañana (viernes), pero los mismos concejales dilataron tanto la decisión del plan de rescate social para Transmilenio, que se agotaron las sesiones extras para debatir el asunto de los clubes.

Adicional a esto, varios concejales se habrían declarado impedidos porque hacen parte de los clubes. Según ese mismo medio, Samir Abisambra es uno de los socios de El Nogal; Andrés Forero hace parte de Guaymaral; Germán García, es socio del Club del Comercio; el esposo de la concejal Diana Diago también es accionista de El Nogal y el papá de Sara Castellanos, la concejal del partido Liberal, también es socio de un club social. (Vea también: “Recursos sí hay en Bogotá”: las cuentas que no hizo Claudia López para reparar vías)

El incremento al predial de los clubes sociales se consideraba importante para las finanzas de la ciudad. CM& enfatiza en que los concejales “no quisieron asumir la responsabilidad de votar negativo (o positivo) un proyecto que parecía justo”.

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Además, enfatiza en que actualmente en Bogotá una panadería o negocio de barrio pagan más impuesto predial que los clubes sociales de lujo.

Club El Nogal y otros exclusivos de Bogotá

Gracias al proyecto, que está prácticamente muerto en el Concejo, se conoció que los clubes sociales en la ciudad cuentan con un privilegio y es que la tarifa para estas edificaciones es de 6.5 por mil, una base sobre la que se tasa el impuesto predial que anualmente se debe pagar.

Según Noticias Caracol, dicha tarifa es la misma sobre la que se evalúan los colegios, las universidades o las clínicas, que cumplen unas funciones muy diferentes a las de los clubes sociales, en donde no cabe todo mundo porque son privados. El Estado actualmente les brinda un régimen especial.

La tarifa que pagan El Nogal, Guaymaral y otros clubes es muy inferior a la que deben pagar algunos establecimientos comerciales como las panaderías, por ejemplo. Estos locales que están en casi todos los barrios de Bogotá deben pagar un impuesto predial sobre una tarifa de 8 o 9.5 por mil, lo que en muchos casos es más dinero que uno de estos exclusivos clubes.