El empresario estuvo esta semana en Bogotá para relatar muchas de sus experiencias y aconsejar a cientos de empresarios que asistieron al ‘Crecer Camp’, evento que los capacitó con varios expertos en emprendimiento empresarial.

Siegl estuvo en Starbucks como ejecutivo y vicepresidente solo por diez años, tiempo en el que la compañía empezó su madurez, esa que hoy la tiene con presencia en 70 países y más de 25.000 tiendas a lo largo del mundo.

La empresa comenzó como un proyecto de tres amigos de 27 años en Seattle, Estados Unidos, que querían hacer un cambio en la vida de los demás. Un día estaban comiendo y pidieron un ‘espresso’, que finalmente terminó siendo malo. No había café fresco tostado en Seattle por los años 70 y esa fue su fuente de inspiración, confesó a The Guardian hace un tiempo.

En apenas 10 años después de su fundación, Starbucks logró dominar el mercado local. El crecimiento sostenido que tuvo la compañía tuvo varios aciertos, pero también malas decisiones que, por ejemplo, hacen que Siegl aconseje: “no se queden sin dinero”:

“Al principio pasaron cosas muy locas que cualquier emprendedor puede entender. En el segundo año vimos que nuestro crecimiento iba mucho más rápido de lo que teníamos planeado. Nos emocionamos en el proceso de expansión de la marca pero nos dimos cuenta que nos quedamos sin plata. Nos tocó hacer una oferta pública de nuestras acciones y cuatro amigos que invirtieron nos salvaron”.

Siegl hace mucho énfasis en sus conferencias y asesorías a empresarios que la planeación e investigación financiera es vital en el desarrollo de una compañía.

Otros de los errores y “distracciones”, como describe Siegl estas situaciones, que hicieron que el camino no fuera perfecto fue que en los 70 Starbucks intentó vender té. “Trabajamos mucho en ese producto, teníamos té de buena calidad pero en un par de años notamos que las ventas de té solo representaban el 2 % de las ventas totales. Todo ese esfuerzo que invertimos en el té fue un desperdicio. Con una mejor investigación hubiéramos notado que a nuestros clientes no les interesaba esa bebida, lo que les gustaba era nuestro café”.

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En los 90, la tienda de café experimentó con abrir tres restaurantes en Seattle pero tuvieron que ser cerrados un par de años después porque no funcionaron. Esa fue otra distracción.

Ese tipo de ‘pasos en falso’ son los que le permitieron a Starbucks corregir sobre la marcha y perfeccionar lo bueno que ya tenía. “Los empresarios deben saber que no todo es perfecto y que hay errores que no matan una empresa sino que forjan su crecimiento”, añadió su cofundador a Pulzo.

Siegl es contundente a la hora de aconsejar personas que buscan su conocimiento como fuente de inspiración. Al tener que dar dos reglas de oro para todo emprendedor sugiere: “Una muy buena investigación financiera y rodearse con personas experimentadas, que han atravesado el camino de la creación de empresa para que puedan compartir sus experiencias”.

Starbucks inició luego de poner en práctica eso último. Mientras sus fundadores investigaban a fondo el mercado descubrieron un compañero en San Francisco que tenía la experiencia y enorme fuerza de abastecimiento de café en Indonesia. Se ‘apalancaron’ en él y empezaron a construir el camino de éxito que tiene a Starbucks como una de las tiendas de café más importantes del mundo.

Por: Sergio Jácome

Redacción Pulzo