“Es una locura… Ni siquiera sé cómo sentirme porque literalmente nunca pensé que lo haría tan bien en mi cuarto torneo”, declaró Serena, que en septiembre dio a luz a su hija Olympia, para después someterse a una cirugía de emergencia que evitó la formación de coágulos sanguíneos. Estuvo en cama seis semanas y regresó a la competición en marzo.

“Tuve un parto realmente difícil. Ni siquiera podía caminar hasta mi correo, así que definitivamente no es normal para mí estar en la final de Wimbledon. Estoy disfrutando cada momento”, añadió.

El artículo continúa abajo

Serena y Kerber se encontraron por última vez precisamente en la final del All England Club de hace dos años, con triunfo para la primera por 7-5 y 6-3. Pero ese año la alemana le arrebató la primera plaza mundial al ganar el US Open. Su curso mágico lo había iniciado con un triunfo en la final de Australia, también ante la menor de las Williams.

De quedar campeona, Serena igualaría el récord absoluto de la australiana Margaret Court de 24 títulos de Grand Slam.

Horas antes, Angelique Kerber  se había clasificado para su cuarta final de torneos grandes al vencer a la letona Jelena Ostapenko, en dos sets (6-3 y 6-3).