Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Santiago Avila   Ago 4, 2023 - 1:00 pm
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Néyder Moreno llegó a Nacional en 2019 con 22 años de edad y siendo una de las principales promesas del Envigado Fútbol club. Sin embargo, no pudo despegar en el equipo verde, por lo que fue prestado nuevamente al Envigado después de solo disputar 7 partidos.

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La idea era volver a oxigenarse en el equipo naranja para regresar y poder triunfar con la casaca ‘Verdolaga’. Ese regreso se dio en 2021, pero nuevamente el destino y las lesiones tenían otros planes.

Muchos hinchas verdes no le tuvieron paciencia, los técnicos no le dieron continuidad y en el panorama apareció Santa Fe para tirarle un salvavidas. Fue en condición de préstamo al equipo ‘Cardenal’, en donde sumó minutos y fue madurando como jugador.

Ese trabajo dio sus frutos y, tras confirmarse que no seguiría en Santa Feeste semestre la vida le dio una nueva oportunidad con Nacional y vaya que la está aprovechando.

Como lo demostró en el duelo de Copa Libertadores frente a Racing, en el que fue una de las figuras para el triunfo 4-2 del club antioqueño.

Hoy, a sus 26 años, sabe que tiene todo para brillar con Nacional y nunca perdió la fe, porque es un hombre que sabe de milagros y su historia de vida se lo enseñó.

Es un jugador rápido, hábil, de buen pase y buena mediadistancia. Alguna vez el técnico Francisco ‘Pacho’ Maturana, dijo que al fútbol se le han ido los jugadores de barrio, esos que son espontáneos, con sentido de pertenencia y la chispa para hacer cosas distintas. Néyder recupera esa esencia.

Salió del barrio El Socorro, de la comuna 13. Allí había una escuelita que llevaba ese mismo nombre, en la que estuvo hasta los 7 años cuando pasó a Envigado y ahí hizo todo el proceso hasta ser profesional.

Durante 21 años vivió en El Socorro, un barrio que ha sido estigmatizado. Mucha gente piensa que en ese lugar había solo violencia, pero por el contrario, hay mucho talento, personas buenas, no todo es malo.

Un tío de Juan Fernando Quintero fue con el que empezó su proceso en el barrio. Néyder vivía a 20 pasos de la cancha y le era muy fácil ir a entrenar y jugar. Cuando pasó al Envigado, su abuelo le colaboraba con los pasajes y, junto con su abuela, iban a todos los partidos. Ellos, Luz Elena Betancur y Ramón Alonso Moreno, fueron quienes lo criaron, porque su mamá tenía que trabajar para poder apoyarlo en su carrera profesional.

Cuando tenía 7 meses fue testigo de un milagro. Vivían en una casa de tres pisos, y para ir del segundo al tercero había que subir unas escalas de madera, de las que sobresalían varios clavos.

Él estaba en su caminador, tropezó y rodó por esas escalas. En el hecho, un clavo se le incrustó en la cabeza, por lo que le tuvieron que realizarse una cirugía para extraerlo. Incluso, los médicos no entendían cómo no iba a tener secuelas, porque si se le hubiera enterrado un centímetro más, la historia sería otra.

Los médicos todavía se sorprenden porque era un caso muy delicado. Pero él es un convencido de que fue la mano de Dios la que le ayudó a superar esa situación.

Uno de los mejores consejos se lo dio el técnico Eduardo Lara, quien le dijo que trabajara humildemente como en la época que era un futbolista aficionado y que de esa manera iba a lograr muchas cosas.

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Le hubiera gustado estudiar Ingeniería Industrial o trabajar en algo afín, porque su familia pasó por muchas necesidades y a él le tocó trabajar para brindar apoyo.

Fue recogebolas en Envigado cuando en el club militaba Neider Morantes, un jugador que deleitaba con su juego, pero su mayor ídolo y el que más lo ha impactado es el portugués Cristiano Ronaldo.

Sabe que si en Nacional continúa con el nivel que está mostrando, podría cumplir otro de sus sueños, el de ser llamado a la Selección Colombia y como la vida se lo ha demostrado, todo es posible.

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