Todo sucedió al minuto 61 del juego de octavos de final de la Copa Libertadores, cuando un centro al área de Mineiro complicó al portero Everson, que iba por la pelota pero la soltó, estorbado por Diego ‘Pulpo’ González. El rebote fue capturado por Marcelo Wigandt, que la mandó al fondo del arco para marcar el 0-1.

Boca celebraba, pero el árbitro uruguayo Esteban Ostojich pedía que el VAR aclarara la jugada, aunque a simple vista no parecía haber nada irregular.

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Fueron varios minutos los que el partido estuvo suspendido mientras se resolvía la situación. Esto colmó la paciencia de los jugadores de ambos conjuntos, que se amontonaron pidiendo claridad al árbitro. En ese momento también se encendieron los ánimos y se presentó un conato de bronca:

Uno de los jugadores de Boca, Lisandro López, incluso se armó con un bloque que cubre la cámara del borde del campo por si había pelea:

Al final se decidió anular la anotación, para sorpresa de los argentinos. La imagen sobre la que se basó la decisión muestra un milimétrico adelanto de González; una minúscula parte de su rodilla fue lo que se juzgó en fuera de juego.

Sin embargo, él no fue el que anotó, sino que también se consideró que intervino de manera suficiente en el error del arquero.

El partido terminó con varios minutos de reposición, pero sin que ninguno de los equipos consiguiera anotar, por lo que todo se definía por penales.

Mineiro comenzó mal. Hulk erró el primero, pero luego el colombiano Sebastián Villa erró el segundo y emparejó las cosas. Esteban Rolón también dilapidó el tercero para los argentinos y luego vinieron dos tiros muy por encima del arco: primero Hyoran, para los locales, y luego Izquierdoz, para la visita. Everson anotó el suyo y sentenció la eliminación del ‘xeneize’.

En el partido de ida, el árbitro colombiano Andrés Rojas también había anulado un gol de manera dudosa, lo cual terminó acarreándole una sanción por parte de la Conmebol.