El regreso del equipo cuyabro y de Óscar Héctor Quintabani a El Campín de Bogotá no fue grato, aunque sí comenzó siendo promisorio, pues el primer autogol fue para la visita.

Un centro desde la derecha cayó al primer palo, donde David Mackálister Silva forcejeaba con un rival, pero terminó metiéndole la cabeza a la pelota hacia su propio arco, marcando el 0-1 para el Quindío, apenas a los 14 minutos.

Millonarios luchó durante el resto de la parte inicial pero no consiguió  revertir la situación, por lo que todo se decidiría en el complemento.

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Allí, los locales salieron con más ímpetu y con la intención de bombardear al área visitante. Solo 4 minutos tardaron en conseguir el empate, cuando Yeison Carabalí intentó despejar uno de esos balones cruzados, pero lo estrelló en su compañero Jesús Figueroa. El rebote salió directo hacia su propio arco, decretando el 1-1 parcial.

La situación ya era excepcional, pero faltaba el tercer y último autogol, que llegó a los 64 minutos, de una manera muy similar al anterior. Esta vez el que intentó sacar el balón fue el portero Luis Estacio, y ahora el que se interpuso fue Carabalí, anotando el 2-1 definitivo del partido.

No fue la primera vez que se da una situación así en el fútbol colombiano. El estadígrafo Carlos Forero recordó que la última vez que se había visto algo parecido fue en 1961, cuando Nacional venció 4-0 al Bucaramanga, con 3 goles en propia puerta de los ‘leopardos’.

Aunque se trata recién del primer partido de la segunda fecha, la victoria le permitió al equipo bogotano mantenerse líder del fútbol colombiano con 6 puntos, al menos mientras se completan los demás encuentros.