Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 28, 2025 - 9:33 pm
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La historia de Karen Palomeque es un testimonio de resiliencia, marcada por los vaivenes del destino y los retos que enfrenta una mujer afrocolombiana en la periferia urbana de Medellín. Su vida se inició con premura una mañana de julio de 1994, cuando, en medio de las prisas y el tráfico, su madre soltera, María Eugenia Moreno, no logró llegar al Hospital San Vicente a tiempo. Karen nació en el asiento trasero de un taxi, sin la certeza de si sobreviviría o lo haría en condiciones óptimas. Al llegar al hospital, los médicos tuvieron que actuar rápidamente, cortando el cordón umbilical y llevándose a la recién nacida para proporcionarle oxígeno. Sin embargo, informaron que durante algunos segundos críticos ese oxígeno no alcanzó a llegar a su cerebro, lo que probablemente le impediría desarrollar su capacidad motora de manera normal. Este diagnóstico se tradujo en una hemiparesia, condición neurológica que afecta la movilidad y coordinación de un lado del cuerpo —una de cada mil personas la padece, según la American Stroke Association.

Esta circunstancia no determinó ni limitó el futuro de Karen. Criada por una madre que, a pesar de las dificultades, se mantuvo firme en tratarla como a cualquier otra niña, Karen encontró en los juegos de su infancia y en las tareas cotidianas la base de su fortaleza física y mental. Experimentó desde temprano que su pierna izquierda no respondía igual que la derecha, pero eso nunca le impidió correr, bailar o formar parte de los juegos infantiles. Pronto, su rapidez llamó la atención de Raúl Díaz, profesor de educación física y migrante chocoano, quien fue clave en su formación atlética y personal. En un entorno social marcado por la violencia y la falta de oportunidades de La Iguaná, la disciplina deportiva surgió como un refugio, dándole a Karen la posibilidad de encontrar su propia voz y camino.

Con entrenamiento y temple, la joven se transformó en una atleta destacada. Al principio, participó en competiciones convencionales, logrando triunfos en pruebas de velocidad a nivel nacional a pesar de su condición. Solo después supo que podía competir oficialmente en el paratletismo, disciplina adaptada para personas con discapacidad física. Su vida empezó a cobrar otra dimensión cuando llevó su talento a escenarios internacionales. El momento culminante llegó en el Stade de France, en París, durante los Juegos Paralímpicos de 2024, cuando, vestida de blanco y negro, lideró desde el inicio la prueba de los 100 metros planos T38 y rompió el récord mundial con un tiempo de 12,26 segundos. Su victoria fue una gesta celebrada no solo por superar rivales, sino por trascender adversidades que comienzan mucho antes de la línea de partida.

En el seguimiento de su carrera, Karen Palomeque también conquistó los títulos de los 200 y 400 metros planos, logrando reconocimientos tanto en Colombia como en el extranjero. Su alegría ante cada logro resume todo el esfuerzo invertido y los desafíos enfrentados: desde la precariedad económica y social, pasando por las críticas al cambiar de las competencias convencionales a las adaptadas, hasta el reto físico de la hemiparesia. Hoy, la apodada “princesa” del paratletismo colombiano es un símbolo de superación cuya historia gira, irónicamente, en torno al tiempo: el que escaseó en aquel taxi, el que invirtió corriendo tras sus sueños y el que ahora marca récords en las pistas del mundo.

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¿Qué significa la clasificación T38 en el paratletismo y por qué es relevante para entender los logros de Karen Palomeque?

La clasificación T38 se refiere a una de las categorías del paratletismo destinada a atletas con dificultades leves de coordinación y movilidad, especialmente en las extremidades producto de condiciones neurológicas como la parálisis cerebral o la hemiparesia. Comprender esta clasificación es fundamental para dimensionar los logros de Karen Palomeque, pues indica que debe enfrentar desafíos motores adicionales que no padecen sus rivales en el atletismo convencional. Además, el hecho de que Karen logre imponerse y establecer récords mundiales en esta categoría, como lo destacan los reportajes de El Colombiano y las estadísticas en competencias internacionales, resalta aún más su talento y esfuerzo, considerando que debe sobreponerse a limitaciones físicas derivadas de su nacimiento.

Esta clasificación no solo determina en qué pruebas puede participar la atleta, sino que también realza el mérito de sus resultados. Los desafíos de coordinación y debilidad muscular que se asocian a la T38 implican que la preparación y superación tienen un nivel mayor de dificultad en comparación con otras categorías. Así, valorar el contexto de la categoría T38 amplía la comprensión sobre la importancia de los títulos y marcas de Karen, posicionando sus victorias como símbolos de lucha y perseverancia ante la adversidad física y social.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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