
Uno de los planes por excelencia para los fanáticos del fútbol en Colombia es comerse un pincho, una hamburguesa o un perro caliente al salir del estadio.
Ante esta tradición hay diversos puntos de vista. Si bien puede ser una dificultad por la invasión del espacio público, la realidad es que es la única oportunidad para decenas de familias que se la rebuscan ante la situación económica.
(Vea también: “Vendí la Play”: hinchas de Boca Juniors confesaron sacrificios que hicieron para ir al Mundial de Clubes).
Desde hace muchos años a la salida de El Campín, el Atanasio, el Pascual o el ‘Metro’ se apostan vendedores informales ofreciendo los mencionados platos de comida rápida, pero también agua, gaseosa o hasta cerveza.




A 2.458 kilómetros de El Campín, esta práctica se hizo presente durante el comienzo de la Copa Mundial de Clubes de la Fifa que se llevó a cabo en el Hard Rock Stadium de Miami.




Una familia colombiana, 2 mujeres y 2 hombres, se apostaba en una de las salidas del estadio. “¡Agua, agua!” o su variante para atraer a quienes no hablaran español “Water, water!”, decían las mujeres.
Con precios de 3 dólares por botella, y 5 dólares por 2 botellas, hacer la conversión a pesos asustaría a cualquiera, pero para los valores vistos en Miami resulta una ganga imposible de dejar pasar.
En ese escenario deportivo también se da el rebusque de grandes cifras. Colombianos, y personas de otras nacionalidades, revendiendo entradas (algo perfectamente legal en Estados Unidos) por valores de entre 50 y 300 dólares.
Eso sí, el rebusque colombiano no solo está en el Hard Rock Stadium. En la afamada Lincoln Road, a unos pasos de las tiendas de Cartier, Gucci y más boutiques de lujo, también se ven colombianos en el rebusque vendiendo jugos, batidos y fruta picada por precios de entre 5 y 15 dólares.
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