El exjugador del Bayern de Múnich, Franck Ribery, colgó los guayos tras sus reiterados dolores en su rodilla. Por medio de sus redes sociales, la leyenda francesa se despidió de todos los fanáticos del balompié mundial. El mal estado de la rodilla no le permitió al deportista de 39 años de edad continuar con su mítica carrera deportiva.

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“El dolor de mi rodilla no ha hecho más que empeorar y los médicos son claros: no tengo elección, hace falta que deje de jugar. Debo por ello poner fin a mi carrera como jugador profesional”, puntualizó.

 

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Por otra parte, el casi ganador de un Balón de Oro manifestó que “es el fin de un capítulo, el de jugador, pero no el fin de mi historia profesional, pueden estar seguros. Por ello, les digo hasta pronto para el inicio de un nuevo y bonito capítulo”.

Con el club alemán tuvo la etapa más alta de su carrera al conquistar 24 títulos, entre esos la anhelada Champions League en 2013 contra el Borussia Dortmund, logro del cual fue pieza fundamental para el club bávaro. Su brillante temporada en ese año le bastó para ser nominado al Balón de Oro, distinción que hasta el día de hoy el francés considera que merecía.

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En su segunda temporada con el Salernitana, el galo no puedo brillar por un sinfín de lesiones. En su recorrido durante los terrenos de juego, Ribery vistió las siguientes casacas: Bolonia, Olympique de Ales, Stade Brestois, Metz, Galatasaray, Olympique de Marsella, Bayern de Múnich, Fiorentina y Salernatina.

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Quien en su momento fue conocido por su cicatriz en su cabeza, y que ganó todo con el cuadro alemán, marcó una generación luego de manifestar lo que sentía cuando se burlaban de su físico: “La gente decía: ‘Mira lo que tiene en la cara, mira su cabeza, qué es esa cicatriz, es feo…’. A donde iba, la gente siempre me miraba y no porque fuese buena persona, no porque me llamara Franck, no porque era bueno jugando al fútbol, sino por la cicatriz”