Los diálogos entre el gobierno de Gustavo Petro y el Eln están a tres días de comenzar formalmente. Aunque todavía no hay un pronunciamiento oficial de Presidencia, ya se han hecho públicos los nombres de algunos negociadores designados por el mandatario, así como lugares y fechas claves dentro de la reanudación de este proceso, dadas a conocer a El Espectador por fuentes cercanas a la mesa, cuya instalación se espera sea a más tardar el próximo lunes 21 de noviembre, todo enmarcado en la iniciativa gubernamental de “paz total”.

El lugar de los diálogos

Las conversaciones, suspendidas durante el mandato de Iván Duque, parecen ahora, con el nuevo Gobierno, ver una nueva luz para buscarle una salida al conflicto con esa guerrilla, algo que no parecía posible desde la administración de Juan Manuel Santos.

Petro ha jugado sus cartas y, además de volver a hablar de paz con distintos actores armados, ha apostado por retomar las relaciones con Venezuela, hechas trizas hace más de siete años, dándole un rol casi protagónico dentro de su búsqueda de paz. Fuentes cercanas al Gobierno y a la oficina del Alto Comisionado para la Paz le aseguraron a este diario que será el vecino el lugar donde se reinstale la mesa de diálogos en los que, según dicen, cada fase durará entre 20 y 24 días.

La participación de Venezuela será fundamental, porque además de ser sede del inicio de las conversaciones, es también país garante. A pesar de esto, y de que se deposite tanta responsabilidad en el país gobernado por Nicolás Maduro, existen algunas dudas de la pertinencia de que esa nación asuma esas funciones.

Según la organización Insigth Crime, el Eln es una guerrilla binacional, es decir, que se ubica y opera en los dos países, por lo cual resultaría inconveniente que uno de los garantes tenga el problema en su propio territorio. Por otra parte, diputados, académicos e investigadores venezolanos han asegurado incluso que opera en su país como un “grupo paramilitar” afín al gobierno Maduro.

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Los equipos negociadores

El presidente Petro ha demorado el anuncio, pero algunos nombres han ido sonando en la posible lista que se espera sea entregada de manera oficial entre hoy y el domingo. Lo que sí dejó claro el mandatario es que Otty Patiño, exintegrante del M-19 y exconstituyente de 1991, será el jefe negociador.

A su lado, de acuerdo con fuentes cercanas al Congreso y a la Presidencia, estará el senador Iván Cepeda, una de sus fichas dentro del Capitolio de la coalición gubernamental y una de las mentes detrás de la apuesta de “paz total”, apoyándola como presidente de la Comisión de Paz del Legislativo.

También se ha dicho que otro de los puestos en la mesa será para la senadora del Pacto Histórico María José Pizarro. La legisladora es la hija del asesinado candidato presidencial y exdirigente del M-19 Carlos Pizarro Leongómez.

En la lista, al parecer, también están los nombres de Alberto Castilla, líder campesino e integrante del Polo Democrático; Horacio Guerrero, exalcalde (e) de Ciudad Bolívar (Bogotá); Olga Lucía Silva, entre otros. Y aunque no lo esperan como negociador, voces cercanas al Eln dicen que al grupo armado le gustaría que el expresidente Álvaro Uribe formara parte del diálogo en algún momento, pues lo consideran como una importante figura política que hoy camina de la mano con la paz.

Al equipo de negociadores se suma el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), José Félix Laufurie. El inesperado anuncio lo hizo el presidente Petro en la noche del pasado jueves durante la Instalación del 39º Congreso Nacional de Fedegán, cuando se le ofreció un puesto en la mesa que se instalaría el próximo 21 de noviembre en Venezuela, propuesta que el ganadero aceptó de inmediato.

Laufurie, esposo de la senadora opositora María Fernanda Cabal, ha ido ganando participación durante algunas de las iniciativas del mandatario, pues además suscribió el acuerdo con el gobierno en el cual su gremio se comprometió a vender tres millones de hectáreas para la reforma rural integral que busca la actual administración nacional.

En cuanto a los delegados de la guerrilla, el fin de semana pasado definió a Pablo Beltrán, Aureliano Carbonell, Bernardo Téllez, Gustavo Martínez, Consuelo Tapias, Silvana Guerrero, Isabel Torres, Óscar Serrano, Vivían Henao, Ricardo Pérez, Cataleya Jiménez, Eduin Restrepo, Américo Trespalacios, Manuela Márquez, Mauricio Iguarán y Simón Pabón.

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La vía libre para negociar

Desde el día de su posesión, Petro ha movido su iniciativa a pasos agigantados y su mayoría parlamentaria le ha permitido destrabar reformas en el Congreso. En relación con la “paz total”, el Gobierno estaba a la espera de la modificación de la Ley de Orden Público (418 de 1997), conocida ahora como “ley de ‘paz total’”, que lo faculta para adelantar negociaciones con actores armados.

Esta modificación hace que la paz sea una política de Estado, en la que cada ministerio tendrá que trabajar en pro de ese objetivo. Asimismo, propone una salida al servicio militar obligatorio, dejando como alternativa el social para la paz. Aunque ya se venían adelantando algunas conversaciones con el Eln, Petro estaba de manos atadas hasta que la modificación no pasara su trámite en el Congreso donde fichas como Roy Barreras, Iván Cepeda y María José Pizarro fueron determinantes.

Lo que le queda pendiente

Una vez se instale formalmente la mesa en Venezuela, el tiempo corre para que en el Congreso se presente lo que será la salida al conflicto para los demás actores armados: una ley de sometimiento. Con esto se le muestra al Eln que no estarán ni juntos ni revueltos con otros grupos armados con los que esta guerrilla no quería juntarse. Lo que se dice es que un equipo de juristas, que viene asesorando a Ejecutivo y Legislativo, considera que lo mejor en este momento sería apostarle a una modificación de la justicia ordinaria y no crear una jurisdicción transicional, como fue el caso de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), nacida del Acuerdo con las Farc.

La apuesta de “paz total” es realmente ambiciosa, por lo cual la ley de acogimiento que llegue a las puertas del Capitolio tendrá que ser igual de completa y fuerte para impartir justicia cuando llegue la hora, en caso de que los distintos diálogos lleguen a feliz término. En este aspecto, dicen los juristas, el Eln tiene una característica que lo diferenciará del resto de actores armados: la calidad de actor político. Los demás grupos armados, señalan los abogados, tendrán que someterse a la justicia, pues usan la violencia como herramienta para lucrarse y no para llegar al poder político, como lo buscó en un inicio la guerrilla.