Tras vencer sin despeinarse (3-0) a Corea del Sur, las brasileñas aseguraron medalla de plata o de oro, con lo que Brasil, el país sudamericano con más podios en las justas niponas, alcanzó la meta que se había propuesto para el certamen.

El gigante latinoamericano, que llevó una delegación récord de 301 atletas en 35 disciplinas, ya tiene en sus manos 16 metales, cuatro oros, cuatro platas y ocho bronces.

Pero Brasil tiene otros cuatro garantizados porque entre sábado y domingo el equipo masculino de fútbol, los boxeadores Beatriz Ferreira y Hebert Conceicao Sousa y la selección femenina de voleibol pelearán por el oro o la plata en las finales de sus respectivas modalidades.

La pregunta, ahora, es si podrán igualar o superar el registro de siete medallas doradas obtenido hace cinco años en Río de Janeiro.

La proeza parece factible por el poderío de los futbolistas, las voleibolistas y los boxeadores, además del favoritismo del piragüista Isaquias Queiroz, trimedallista en Rio-2016, para la final de los 1000 metros individuales el sábado.

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Ese día, la ‘Seleçao’ de Dani Alves y Richarlison enfrentará a España y el púgil Hebert Conceicao Sousa se batirá con el ucraniano Oleksandr Khyzhniakel en la decisión de los 69-75 kg.

El domingo, la escuadra de voleibol chocará con Estados Unidos y Beatriz Ferreira contra la irlandesa Kellie Anne Harrington en la final del peso ligero.

Los triunfos podrían encaminar a Brasil hacia el primer lugar de las delegaciones latinoamericanas de  los Juegos Olímpicos de Tokio, un escalafón ahora liderado por Cuba (seis oros).

El récord brasileño se registró pese a que algunos atletas llamados a ganar medalla -el surfista Gabriel Medina y los equipos de voleibol de playa- se fueron en blanco.

Otros, como el elenco de voleibol masculino, que estaba llamado al oro, buscará consolarse con el bronce cuando juegue ante Argentina el sábado.