Arturo Vidal es uno de los mejores futbolistas chilenos de los últimos tiempos. Tanto que quizás no necesita presentación. En sus partidos de club o de selección deja el cuero, el alma y la camiseta en la cancha. Se caracteriza por tener un gran temperamento. Y así como es en la cancha también lo es en la vida.  Desde el 26 de marzo venía lanzando dardos contra alguien; pero no se sabía quién era el señalado traidor.

La denuncia judicial empezó primero en redes sociales. Finalizando el mes de marzo Arturo Vidal publicó una enigmática foto en sus historias de Instagram. En la fotografía mostraba a un sujeto sentado en una silla, pero su cara estaba tapada por un ‘emoji’ de ratón.

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Poco después, el ‘king’ dejó saber de qué se trataba todo el asunto. La denuncia, que empezó en redes y se extendió después al ámbito judicial, tiene que ver con una traición familiar, un fraude financiero de una persona muy cercana a Vidal. El sujeto, a quien quería como a su padre, es su primo Carlos Albornoz Pardo, quien tenía a cargo los negocios de Arturo en Chile.

El ‘tío’, como era conocido en los círculos cercanos de la familia, es un psicólogo con Magister en Negocios, titular de varios negocios del futbolista, que eran valorados en el 2014 en más de 10 millones de dólares. El vínculo con Vidal proviene de la madre del futbolista, la señora Jacqueline Pardo. La sociedad que administraba se denomina Inversiones Vidal SpA.

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El jugador chileno hizo una presentación el pasado 21 de abril en que acusa a Carlos Albornoz Pardo de los delitos de administración desleal y contrato simulado. Los daños enumerados en la querella de 18 páginas se valoran en torno a los cinco millones de dólares e incluyen traspasos de bienes que el volante asegura jamás haber visado, así como cuantiosas peticiones de créditos en los que el futbolista aparece como aval.

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