Fue uno de los grandes goleadores en la década del 90, jugó en varios equipos de Colombia y también pasó por Italia, México y Ecuador. Lo que pocos saben es que estuvo a punto de dedicarse a otro deporte, pero la presión de su padre hizo que se dedicara al fútbol.

Ariel Valenciano fue un delantero que jugó en la década del 70 y 80 en el fútbol colombiano. Hizo parte del Junior campeón de 1977 y también vistió las camisetas de Tolima, Millonarios, Nacional, Pereira y Quindío.

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Su hijo Iván René Valenciano creció en el barrio Simón Bolívar, en el sur de Barranquilla, y en el colegio empezó a jugar baloncesto y fútbol. El pequeño prefería encestar, pero marcando goles se ganaba un dinero y hasta le daban unos pollos a cambio. Desde niño se puede decir que hizo goles por necesidad más que por gusto.

Valenciano padre no fue muy disciplinado en su carrera, se separó de su esposa y el niño creció en medio de grandes dificultades económicas. Iván René era muy bueno para ambos deportes y alguna vez lo llamaron para una Selección Colombia de baloncesto y su papá no lo dejó ir porque iba mal en el colegio.

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Iván René Valenciano no quería ser futbolista

En una entrevista que le dio a El Tiempo en 2013 confesó que quería ser basquetbolista o ingeniero de sistemas. Pero representando al Colegio Inem mostró sus grandes condiciones de goleador en los Intercolegiados de 1986 y 1987.

En 1988, Juan José Peláez lo convocó a la Selección Sub-20 que disputaría el Sudamericano en Argentina. Don Ariel no se cambiaba por nadie, ahí no importaba nada más, incluso el joven no terminó el colegio.

Valenciano solo disputó dos partidos y no marcó goles. Tenía como compañeros en la delantera a Carlos Castro, Wilson Danobis Muñoz y Gustavo ‘Mísil’ Restrepo. El ‘Cachetón’ solo tenía 17 años, pero desde ahí cambió su vida para siempre.

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Con el Junior debutó en octubre de 1988 en El Campín ante Santa Fe y marcó gol. “Para mí el fútbol era un hobby, no mi meta ¿Y qué pasó? Que comencé a ganar mucha plata ese año. Era 1988. Yo tenía 17 años. Ahí comencé a perder el horizonte”, dijo Valenciano. Y con perder el horizonte se refiere a su indisciplina, pues el delantero jamás ha negado que el alcohol y la fiesta fueron constantes en su carrera y eso lo perjudicó.

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Sin embargo, en la charla con El Tiempo reveló con una frase contundente por qué terminó como futbolista: “Mi papá nunca se preguntó qué quería yo. Solo quería que lo salvara, que lo sacara de la pobreza. Le interesaba el dinero, no le importaba si estudiaba o no…Nadie ha sabido nunca por lo que yo he pasado. Nadie sabe cómo vivía por dentro, lo que sentía. Porque yo no era feliz jugando al fútbol. Nunca lo fui. Yo no me quería. Era un goleador que se levantaba de la cama por obligación, sin pasión. ‘Ah, qué pereza tener que ir a entrenar ahora’, decía. Y no disfrutaba”.