Después de impuestos, los beneficios fueron de 8.400 millones de euros, en contraste con una pérdida en el mismo periodo del año pasado de más de 1.000 millones de euros.

El mayor fabricante de automóviles de Europa dijo que el resultado se había logrado “a pesar de que el entorno sigue siendo difícil”, sobre todo en referencia a los cuellos de botella en el suministro de chips, y tras pérdidas millonarias registradas a principios de año.

Los beneficios de explotación del primer semestre superaron el total registrado el año pasado, cuando hubo pérdidas por valor de 1.500 millones de euros en el primer semestre.

El volumen de negocios aumentó en más de un tercio, hasta superar los 130.000 millones de euros, impulsado por la reactivación de la demanda después del freno registrado por la pandemia, y por los descuentos en los vehículos eléctricos, parcialmente financiados por el Estado.

Las entregas aumentaron un 28 por ciento hasta superar los cinco millones de vehículos.

El presidente de Volkswagen, Herbert Diess, dijo que marchan “especialmente bien” las ventas de coches de alta gama con márgenes superiores al 10 por ciento.

La empresa elevó sus objetivos de beneficio para el año y prevé una rentabilidad antes de intereses e impuestos de entre el 6,0 y el 7,5 % sobre la facturación, frente al 5,5-7,0 por ciento anterior.

Volkswagen, que le apuesta a tener una producción de solo carros eléctricos en 2030, mantiene una liquidez neta de 35.000 millones de euros.

Se espera que los problemas de suministro de semiconductores frenen el crecimiento en el segundo semestre, después de que en el primero se produjeran cientos de miles de vehículos menos de lo previsto.

Dado que el sector automovilístico mundial representa alrededor del 10 por ciento de la demanda de semiconductores, “debería ser un problema manejable”, según la automotriz alemana.

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En China, en particular, la escasez de chips persiste, con el resultado de que Volkswagen ha sufrido un golpe en la facturación en su mercado más importante.

Continúa entretanto la reestructuración del grupo mediante una combinación de inversiones en vehículos eléctricos y redes, por un lado, y la reducción de costes, por otro.

Una nueva estrategia, denominada New Auto, reúne en una plataforma futuros proyectos de conducción autónoma y servicios de movilidad.

Volkswagen reservó casi 700 millones de euros para la reestructuración de la filial de camiones y autobuses MAN y de otros sectores. La venta del fabricante estadounidense de vehículos utilitarios Navistar no se incluyó en las cifras.

Como parte de la reestructuración, la plantilla mundial se redujo en un 0,4 por ciento hasta los 660.000 empleados a finales del año pasado.

Porsche SE, miembro del grupo VW, también elevó sus previsiones para el año, pronosticando unos beneficios después de impuestos de entre 3.400 y 4.900 millones de euros, frente a la previsión anterior de entre 2.600 y 4.100 millones de euros.