Adicional a que se pueda conducir con la mente, el carro –que fue presentado sin esta función en Las Vegas, en 2020–  incluye ruedas esféricas, como las del Audi que condujo el personaje de Will Smith en la cinta ‘Yo, robot’, y ausencia total de timón, tableros y pantallas táctiles.

La innovación del control mental fue anunciada en el Salón del Automóvil de Múnich esta semana, aunque el fabricante fue cauto en advertir que todavía no saldrá al mercado, pues requiere de muchas pruebas.

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Lo que sí aseguró es que esta es la tecnología del futuro, al tener el vehículo como una extensión de la mente. El siguiente video muestra al carro de Mercedes-Benz en funcionamiento, en un ambiente controlado.

Simbiosis entre cerebro y máquina

Existen otras iniciativas en el mundo para conectar el cerebro humano con máquinas o computadores. Por ejemplo, la firma Neuralink, fundada por el visionario Elon Musk, quiere conectar el cerebro con un dispositivo para tratar males como la demencia o la falta de movilidad.

“Ustedes no lo ven, pero yo podría tener en este momento un implante cerebral”, dijo el sudafricano nacionalizado estadounidense Elon Musk (fundador de Tesla y SpaceX) durante una presentación en la que mostraba cómo su compañía Neuralink estaba experimentando con un implante cerebral en cerdos para conocer su actividad cerebral.

El objetivo de Neuralink, una firma fundada por Musk en 2016 pero cuyas actividades se vinieron a conocer solo hasta el 2019, es el de conectar el cerebro humano a un computador (mediante el implante craneal de un chip) con el fin de curar o servir de ayuda a pacientes con enfermedades como el Alzheimer o con parálisis en su cuerpo.

Pero ese propósito abre otras puertas de la ciencia, como convertir a una persona con un coeficiente intelectual promedio en un superhumano con la capacidad de, por ejemplo, almacenar sus recuerdos en un computador para volverlos a ‘cargar’ al cerebro cuando el usuario lo desee.

A futuro, y más allá de las ayudas para personas enfermas, lo que propone Musk evoca lo que la ciencia ficción ha planteado en películas como ‘The Matrix’, en las que es posible cargar programas en el cerebro humano para hacer que ‘aprenda’ nuevas destrezas en tiempo récord, como ser un experto en artes marciales, pilotear un helicóptero o aprender un idioma en una fracción de segundo.