Comencemos hablando de cuántas horas de sueño se necesitan. La revista académica Jama Neurology concluye que para un adulto entre los 26 y los 64 años suelen ser apropiadas de 7 a 9 horas de sueño; para los adultos mayores de 65 años, lo son de 7 a 8 horas; mientras que los niños pequeños pueden necesitar muchas más, de 9 a 10 horas.
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¿Y qué pasa si no se duermen esas horas?
En medio de una entrevista con Verne, Juan Antonio Madrid, catedrático español en fisiología e investigador en cronobiología, recordó un estudio de sueño en el que los participantes durmieron solo 4 horas diarias durante 6 días seguidos. En ellos se evidenciaron 4 consecuencias negativas de la falta de sueño.
Según Madrid, subió su presión arterial, se elevaron sus niveles de cortisol (la hormona del estrés), “produjeron solo el 50 % de anticuerpos contra la vacuna contra la gripe y desarrollaron resistencia a la insulina, una condición que precede a la diabetes tipo 2″.
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Al fin qué: ¿se recupera o no?
La buena noticia es que si no cumplió con las horas de sueño necesarias en los días laborales, el fin de semana puede ser el momento para completar su descanso. Así lo concluyó una investigación realizada por la Universidad de Estocolmo.
“Los resultados implican que la falta de horas de sueño durante la semana no es un factor de riesgo para la mortalidad si se combina con un sueño medio o largo de los fines de semana. Esto sugiere que se puede compensar el descanso durante el fin de semana, lo que influye positivamente en la tasa de mortalidad”, afirmó Francesca Ghilotti una de las investigadoras del estudio.



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