Combinada con una máscara o tapabocas, la pastilla puede acortar la distancia de seguridad requerida para protegerse del contagio de 1,80 metros a unos 60 centímetros, de acuerdo con los datos preliminares obtenidos en pruebas de laboratorio dela UFC.

Según la información publicada en la página web de la misma universidad, la Fundación Nacional de la Ciencia de EE. UU. otorgó uno de sus premios a la investigación de respuesta rápida, dotado de 200.000 dólares, al equipo que dirige Mike Kinzel, profesor adjunto del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial.

Kinzel y su equipo se proponen crear algo tan simple como una tableta hecha de almidón de maíz o caramelo que la gente podría tomar antes de ir al trabajo, centros de enseñanza o tiendas o supermercados; y así evitar que esas gotas de saliva se quedan flotando en el aire, por lo que no  habría tantas posibilidades de que otra persona las inhalaran o se posaran en superficies, o entrasen en los sistemas de calefacción o aire acondicionado.

Para explicar el proyecto, Kinzel usa el símil de las nubes formadas por pequeñas partículas que flotan en el aire durante horas hasta que colisionan entre ellas y forman unas partículas más grandes que caen a la tierra como gotas de lluvia.

“No queremos que las partículas (de saliva) vuelen con el viento sino que caigan como la lluvia”, explica.

Kareem Ahmed, también profesor adjunto del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial y “número dos” de la investigación, señala que mantener “la distancia de seis pies (1,80 metros) es muy buena como pauta general”.

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Sin embargo, en lugares cerrados como las oficinas, las tiendas de alimentación, el transporte público o los hospitales las partículas van a “interactuar con las superficies y los sistemas de ventilación, calefacción y aire acondicionado”.

Los investigadores de postdoctorado Douglas Héctor Fontes y Jonathan Reyes están realizando simulaciones y pruebas de laboratorio para comprobar que la idea de espesar la saliva es buena y determinar el punto de viscosidad, densidad y otros aspectos necesarios para que sea efectiva.

“Los resultados preliminares muestran una reducción significativa de la duración de la suspensión de partículas en el aire al cambiar las propiedades físicas de la saliva”, señala Fontes.

Su colega Reyes, que estudia el modo en que las partículas viajan, encontró resultados similares. Las partículas no llegan tan lejos y caen antes, finalizó.