Un niño comienza sus cambios hacia la adultez más o menos a partir de los 13 años, esta etapa es conocida como adolescencia.

Es en este momento que empiezan también la rebeldía, la oposición hacia sus padres o tutores y una especie de independencia, o mejor, de falsa independencia. En este proceso, los adultos los miran entre desencajados y aterrorizados; en parte, este asombro se explica porque no había elementos para entender a los adolescentes, pero esta situación empieza a cambiar. 

Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford ha estado estudiando qué sucede en el cerebro de los adolescentes y los adultos jóvenes. Para ello han realizado una analítica y métrica de los cerebros jóvenes. Estos investigadores, en cabeza del doctor Daniel A. Abrams, ya tienen las herramientas para sacar conclusiones bajo la fuerza de la evidencia.

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¿Qué pasa en el cerebro durante la adolescencia?

Los investigadores de la Universidad de Stanford tomaron una muestra de 46 niños y niñas entre los 7 y 16 años. A ellos les pusieron grabaciones de la voz de sus padres y de desconocidos para descubrir qué sucedía con la actividad cerebral de esos niños.

El análisis de dicha muestra dio como resultado que los niños menores de 12 años mostraron respuesta neuronal superactiva en los centros de recompensa y de las emociones cuando escuchaban la voz de sus madres mientras que a partir de los 13 años eso cambia drásticamente.

Daniel Abram, el jefe del estudio lo resume así: “El adolescente no acaba de ser consciente de que lo está haciendo. Simplemente, está siendo él mismo: tiene amigos y nuevos compañeros y quiere pasar tiempo con ellos. Su mente es cada vez más sensible y se ve atraída por estas voces desconocidas”.

Según lo que muestra el estudio, lo que está haciendo el cerebro es tomando el camino hacia la independencia, o al menos lo está preparando para ello. Empieza a rechazar a sus padres y así abona el camino que a la par necesita como individuo y como especie: la independencia. Y quizá la forma de empezar a andar ese camino sea romper de alguna manera con sus padres y familiares y lanzarse a conocer otros sujetos, nuevos amigos y, con ello, sus propias experiencias.