Para un viajero no tan frecuente y más bien común y corriente resulta una verdadera sorpresa encontrar todas las comodidades de las que se puede gozar en un vuelo en el que las personas son atendidas a la altura de un gran empresario o un reconocido personaje de la farándula.
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Y es que la batalla entre las aerolíneas por ganarse el corazón (y el bolsillo) de los usuarios, las ha llevado a buscar diversas alternativas para mejorar sus servicios y encantar a los viajeros durante las horas en las que deben permanecer dentro del avión, atenuando situaciones desgastantes para ellos como el hambre, la sed y el aburrimiento que experimentan en vuelos que alcanzan desde 14 hasta 19 horas hasta llegar a su destino.
Por ejemplo, en un vuelo entre Bogotá y Los Ángeles (California), ciudad a la que Pulzo asistió como invitado especial a la importante feria de turismo IPW 2024, un pasajero experimenta en la categoría Delta One varios beneficios que solucionan la disyuntiva de si la primera clase es tan especial como muchas personas mencionan.
Lo primero que hay que decir es que de la comodidad y atención casi personalizada en el aire no se vuelve, aunque la billetera aterrice al pasajero en el siguiente viaje. Las ventajas de viajar en ‘business class’ inician desde que se pone un pie en el aeropuerto, puesto que el personal acompaña en procesos como la documentación de maletas, con una fila prioritaria en la que puede ahorrar tiempo y hacerle el quite al desespero producido por las largas colas.
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La espera, cercana a las tres horas para emprender el viaje hacia el destino, se hace mucho más corta gracias a que esa clase de tiquetes incluyen el acceso a una sala VIP en distintas terminales aéreas. Allí, usted podrá degustar diversos platillos y bebidas de manera ilimitada, mientras espera tranquilamente para volar. La recomendación, para que no quede en las nubes, es que averigüe con antelación si la terminal en la que se encuentra dispone de ese servicio.
Un viajero de primera clase, lo segundo que chulea son las eternas esperas previas a emprender un viaje: el abordaje. Por supuesto, los turistas que pueden darse el lujo de adquirir pasajes en las mejores categorías no tienen que esperar para ser llamados a subir a la aeronave, pues acceden antes que todos los demás pasajeros. Eso se agradece bastante, sobre todo en vuelos largos operados por aeronaves en las que viajan más de 200 personas y en los que el tiempo entre el embarque y el despegue puede exceder los 45 minutos.
La experiencia de viajar en ‘business class’ de Delta no sería la misma sin tener el momento satisfactorio de recibir una bebida de bienvenida (que puede ser alcohólica) y un kit de aseo personal y hospitalidad que viene muy bien para mantenerse aseado y aguantar a puro placer un largo vuelo. Ese paquete incluye un cepillo de dientes, crema dental, antifaces para dormir, protectores de oídos, cremas hidratantes, humectantes para labios, audífonos, pantuflas, cobijas y almohadas, artículos que aunque se entregan en los vuelos comerciales de las aerolíneas, no suelen ser tan cómodos.
La buena vida en el interior de la aeronave continúa con una de las ventajas que más se aprecia en un vuelo superior a las 9 horas: una silla confortable. Una de las grandes diferencias entre quienes vuelan en modo VIP y en la tradicional clase turista son los asientos. Esos, en las categorías de privilegio, se pueden reclinar hasta casi alcanzar la posición de una cama. Lo mejor de esas cómodas sillas es que le darán un sabroso masaje y le permitirán tener un espacio personal para estirar las piernas en diferentes posiciones y así dormir plácidamente a más de 12.000 metros de altura.
Luego de un buen ‘motoso’ (siesta), no hay nada mejor que darle gusto al estómago. Otro de los mayores beneficios por adquirir uno de esos asientos de lujo, que en el vuelo redondo entre Bogotá y Los Ángeles puede valer cerca de 8 millones de pesos, es la comida a bordo. Antes del despegue podrá elegir una entrada, un plato fuerte y un postre (en vuelos relativamente cortos como los que conecten a Colombia con Estados Unidos), entre un completo menú con varias opciones gastronómicas muy apetitosas y que son muy parecidas a las de un restaurante en tierra.
Ese recorrido gastronómico está diseñado y preparado por experimentados chefs de restaurantes con reconocimiento internacional, que puede maridar con vinos de prestigiosas marcas estadounidenses, chilenas, francesas e italianas. De hecho, la mencionada compañía se encuentra entre las 10 aerolíneas a nivel mundial que sirven la mejor comida a bordo. Además, el personal a bordo ofrece ‘snacks’ y bebidas alcohólicas, café, agua, gaseosas o té, durante todo el vuelo.
Aunque el confort y una buena comida, puede hacer que le dé sueño y quiera descansar, aquellas personas a las que se les dificulta dormir pueden acceder a un centro de entretenimiento con muchas películas (incluyendo varias en estreno), series y juegos para su elección, que se observan en pantallas táctiles, ubicadas frente a la silla, y de un tamaño bastante bueno para relajarse.
Otro de los servicios que hay que destacar es el de comunicarse con sus familiares y amigos en tierra, pero estando a más de 30.000 pies de altura, gracias al wi-fi gratuito para usuarios de las categorías VIP, con el que también podrá revisar sus redes sociales mientras vuela entre las nubes, mientras los demás pasajeros viajan en modo avión o deben pagar dinero para acceder a ese servicio.
Esa placentera experiencia de viajar en ‘business class’ y ser atendido por el personal de vuelo casi de manera personalizada resulta muy interesante, y para quien nunca lo había hecho puede convertirse en una buena inversión, pero solo en un vuelo internacional y de duración larga, pues la idea es sacarle el mayor provecho y disfrutar, así sea por una vez en la existencia, del trato y las comodidades que tiene un ‘rockstar’.
Eso sí, lo más difícil de aterrizar en el regreso a casa es que una vez se viaja en una categoría VIP, con todos los beneficios y la comodidad mencionada ya no se quiere volver atrás para volar en modo turista. Habrá que ahorrar mucho.
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