El vínculo entre una familia y un perro se puede romper fácilmente si ocurre un accidente por mordedura y más, cuando el afectado es un niño. El perro puede resultar maltratado, abandonado o sacrificado.

El perro es el mejor amigo del hombre, a través de los años se ha ganado este título con honores. Son excelentes compañeros y los beneficios de este vínculo humano-animal han sido ampliamente estudiados y validados.

Los accidentes por mordedura representan un grave problema de salud pública, en especial teniendo en cuenta que existen enfermedades zoonóticas tan importantes como la rabia. Sin embargo, aunque el perro esté vacunado contra este virus, en ocasiones las mordeduras son tan fuertes, que pueden involucrar incluso la muerte del niño atacado.

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Si bien la agresividad canina es considerada la causa más frecuente de motivo de consulta para los Médicos Veterinarios especialistas en Etología Clínica a nivel mundial, es importante aclarar que un accidente por mordedura puede desarrollarse en un contexto muy amplio donde no necesariamente el perro sufre de un problema conductual específico. Es por esto que resulta indispensable que las familias y en especial los niños comprendan el lenguaje corporal de los caninos para así prevenir cualquier tipo de accidente.

Algunos estudios indican que los niños menores de 6 años no leen adecuadamente el lenguaje agresivo de los perros, incluso estos podrían a llegar a pensar que el perro les está sonriendo cuando les muestra los dientes. Estos estudios revelan que las mordeduras son más frecuentes en la cara, la cabeza, o cuello, por parte del perro de la familia, y en sus propios hogares. Los perros podrían atacar a los niños pequeños, motivados en especial por miedo, dolor o protección de recursos.

En una investigación realizada en el año 2008 sobre las relaciones seguras entre niños y perros, se encontraron hallazgos tan graves como que las personas no conocen sobre el lenguaje no verbal de sus perros y aún peor, no tienen claridad en cuanto a los factores que podrían predisponer a un accidente por mordedura.

Es importante aclarar que si un perro muestra signos como gruñir o mostrar los dientes, aún si nunca antes ha presentado episodios de agresividad, es indispensable que sea evaluado y tratado por un médico veterinario etólogo antes de que ocurra un accidente

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El 33% de los encuestados no estuvo de acuerdo con que la mayoría de los niños mordidos provocaron el accidente como resultado de su comportamiento. Incluso un 82% pensaba que es seguro para los niños besar y acariciar a su animal de compañía, cuando está ampliamente demostrado que es uno de los factores más frecuentes que pueden desencadenar un accidente, ya que los perros generalmente no se sienten cómodos en esta situación y podrían reaccionar con agresividad.

La educación sobre la prevención de accidentes entre niños y perros debe empezar con los padres de familia ya que se registran casos en los cuales su actitud influye notablemente. El 45% de los propietarios encuestados en un estudio afirmó que accedería a mantener a su perro inmóvil aun si este mostraba señales de estar incómodo, para que un niño desconocido pudiera acariciarlo.

Dicho estudio también encontró que otro error común entre las personas que tienen perros es la creencia de que estos, pueden llegar a atacar solo cuando su rango social se ve amenazado. Esta creencia ha sido reforzada por programas de televisión y continúa siendo una percepción pública del comportamiento del perro con graves consecuencias, ya que las personas que intentan imponer su dominancia sobre animales ansiosos o miedosos, pueden empeorar la tendencia de los perros a morder.

También se han reportado casos en los cuales perros con conducta depredadora pueden asociar a los niños pequeños como presas, por lo cual es importante que los dueños de perros con este tipo de conducta, acudan a la consulta de Etología Clínica para evaluar a su animal de compañía con el fin de prevenir un accidente y los padres de los menores deberían tener mayor precaución en cuanto a no descuidar a sus niños en parques o lugares públicos donde tanto niños como perros pueden correr libremente.

Los perros pueden presentar agresividad por dolor, enfermedad, pero también por miedo, por defensa del territorio, por protección de recursos como comida por ejemplo, por conducta depredadora, entre otras. En cualquier caso la principal recomendación en este artículo es nunca dejar a un niño de cualquier edad solo con un perro conocido o desconocido además de enseñar a los niños a interactuar de manera correcta con estos animales.

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Así las cosas, la razón de este artículo además de buscar conciencia frente a la responsabilidad de los adultos con lo que respecta a las interacciones entre niños y perros, es dar una guía para que las personas conozcan los factores a tener en cuenta en la prevención de un accidente por mordedura.

Los bebés y los niños más pequeños son más propensos a ataques graves o fatales que los niños mayores. Un estudio encontró que los niños más pequeños tienden a acercarse con facilidad a los perros y suelen ser más agresivos en sus interacciones con ellos.

Datos importantes

  • La mayoría de los accidentes que involucran niños están dentro de la casa con un perro conocido.
  • La prevalencia de mordeduras de perros en los niños es el doble que la de la población general.
  • Las mordeduras de perros en niños pequeños a menudo resultan en lesiones faciales o en el cuello.
  • Con respecto a la incidencia de mordeduras faciales, esto parece no estar relacionado con el tamaño del perro. El único factor correlativo es la edad del niño.
  • El 55% de los niños sufren un trastorno de estrés postraumático (TEPT) luego de una mordedura sustancial.
  • Se ha demostrado que los niños pequeños exploran objetos novedosos, especialmente los que son móviles, con su cara.
  • Los niños pequeños no saben discriminar el lenguaje corporal del perro y miran principalmente a la cara del perro para tomar sus decisiones.
  • Los niños muy pequeños pueden malinterpretar a un perro que gruñe por uno que sonríe.
  • La mayoría de los accidentes ocurren cuando hay una falta de supervisión activa de los padres.
  • Existe evidencia de una correlación entre la propiedad de perros de alto riesgo y la presencia de conductas desviadas en el propietario, como lo indican las condenas de la corte. Eso significa que personas agresivas generalmente vuelven a sus perros agresivos.
  • En relación con los accidentes domésticos en niños de 3 a 5 años de edad, la proximidad física era el único aspecto del comportamiento de supervisión que cumplía una función de protección y se relacionaba con la conducta de riesgo de los niños pequeños.

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Factores asociados a las mordeduras

  • Los perros que se presentaron en un hospital de referencia veterinario por agresión, al haber mordido a un niño, no mostraron ninguna correlación con razas específicas, sexo, estado de castración o historial de entrenamiento.
  • El 93% de los perros presentados en un hospital de referencia veterinario por agresión, habiendo mordido a un niño, habían sido previamente castrados.
  • El riesgo de morder puede aumentar en presencia de dolor o enfermedad en el animal.
  • El 77% de los perros involucrados en incidentes de mordeduras sufrían de un trastorno comportamental.
  • La mayoría de los perros que muerden están motivados por el miedo o la ansiedad.
  • La educación mediante el castigo físico u otras formas de fuerza física se debe considerar como un factor de riesgo para facilitar una respuesta al miedo y la agresión.
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Contexto de las mordeduras de perro en un lugar público

  • 20% de todas las mordeduras de perros ocurren en un lugar público.
  • En los incidentes de mordeduras que ocurren en lugares públicos, el 51% de los perros no estaban confinados adecuadamente, el 31% estaban cerca de su entorno familiar y el 9% estaban en parques y espacios abiertos.
  • En esos incidentes de mordeduras que ocurren en lugares públicos, los niños generalmente tenían más de 7 años y el perro no les era familiar. No hubo interacción del niño en el 80% de los casos.
  • Las mordeduras que ocurren en lugares públicos a menudo atraen la atención de los medios, lo que contribuye a la percepción de que los perros son peligrosos o inseguros en estas situaciones.