Qué es el 'body positivity': lo que nadie dice detrás de esta tendencia
¿Quién dijo que amar tu cuerpo es rendirse a mejorarlo? Aceptarte no significa conformarte. Puedes quererte como eres y, a la vez, construir tu mejor versión.
El ‘body positivity’ no se trata de ignorar tu salud ni de romantizar hábitos dañinos. Es una revolución silenciosa contra los estereotipos que nos enseñaron a odiar nuestros cuerpos. Aceptarse no es resignarse: es el primer paso para cuidarse desde el respeto, no desde la culpa.
En español, la positividad corporal es un movimiento social que promueve la aceptación plena de todos los cuerpos, sin importar su tamaño, forma, color de piel, edad, género, capacidades o condición médica. Aunque sus raíces se remontan a los años 60, resurgió con fuerza en la última década gracias a las redes sociales y al auge de movimientos como el feminismo interseccional, el activismo por la salud mental y la diversidad corporal.
Vivimos en una era donde la imagen lo es todo. Según un informe de Dove Global Beauty & Confidence Report, 7 de cada 10 mujeres evitan hacer cosas importantes en su vida —como postularse a un trabajo o asistir a un evento— por inseguridades sobre su cuerpo. En adolescentes, el panorama es aún más crítico: un estudio de 2023 de la Universidad de Stanford reveló que el 60 % de las niñas de 13 años ya están a dieta, y que el 80 % se ha sentido avergonzada de su cuerpo al menos una vez por semana.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 70 millones de personas en el mundo padecen trastornos alimentarios, y las cifras siguen creciendo. Estos trastornos están directamente asociados con la insatisfacción corporal, que hoy se considera un problema de salud pública.
¿Y qué dice la ciencia?
Varios estudios respaldan los beneficios del ‘body positivity’ en la salud mental. Investigaciones publicadas en PubMed y en la revista científica Body Image muestran que una imagen corporal positiva está asociada con menor riesgo de depresión, ansiedad y conductas alimentarias nocivas. Además, fortalece la autoestima, mejora la relación con el ejercicio físico y promueve hábitos más sostenibles en el largo plazo.
Un metaanálisis hecho por la Universidad de Durham (2024) concluyó que las personas expuestas a contenidos de ‘body positivity’ en redes sociales experimentan un aumento significativo en la aceptación corporal y una disminución en los niveles de autocrítica, en comparación con quienes siguen cuentas centradas en la delgadez o los cuerpos “fitness” ideales.
Aquí hay un malentendido común. Aceptar tu cuerpo no es lo mismo que rendirse o descuidarse. Se trata de dejar de odiarlo, de dejar de usar el castigo como motivación y comenzar a cuidarlo desde el respeto. El ‘body positivity’ promueve un enfoque más compasivo hacia el bienestar: moverse por placer, comer con conciencia, descansar sin culpa, y construir una autoestima que no dependa del espejo.
Expertos de Harvard Health insisten en que la salud no puede medirse únicamente por el peso o el índice de masa corporal (IMC). De hecho, la salud metabólica, el bienestar emocional, la calidad del sueño y la conexión social son factores igual o más determinantes.
¿Cómo empezar a practicar ‘body positivity’?
Cambia el diálogo interno: empieza a hablarte como le hablarías a alguien que amas.
Depura tus redes sociales: deja de seguir cuentas que te hacen sentir insuficiente.
Rodéate de voces reales: sigue a creadores diversos que promuevan bienestar, no solo estética.
Céntrate en lo que tu cuerpo puede hacer, no solo en cómo se ve.
Busca ayuda si la necesitas: la terapia puede ayudarte a reconstruir tu relación con tu cuerpo.
El ‘body positivity’ no pretende glorificar la obesidad ni atacar estilos de vida saludables. Se trata de reconocer que cada cuerpo tiene una historia, un contexto y un ritmo. En lugar de imponer un molde único, abre la conversación a una salud más integral, donde la mente y el cuerpo trabajan juntos, y donde el respeto es el punto de partida.
Aceptar tu cuerpo no es un destino, es un camino. Y cada paso que des hacia la autoaceptación, es también un acto de resistencia frente a una cultura que lleva décadas diciéndote que no eres suficiente. Porque la verdadera belleza —y salud— comienza cuando dejas de esconderte y empiezas a vivir plenamente, con el cuerpo que tienes hoy.
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