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Escrito por:  Óskar Ortiz
Redactor     Jul 25, 2025 - 10:00 am

Muchas personas siguen con atención la realidad de las figuras de la televisión, comportamiento que es el reflejo de algo que tiene un importante impacto psicológico en el diario vivir.

La oportunidad de disfrutar de las series y telenovelas en múltiples plataformas ha llevado a que las audiencias sean cada vez más fieles, algo que por momentos se torna más allá de lo habitual.

Precisamente, sobre aquellos que tienen su afición en ese tipo de historias recreadas como parte del entretenimiento televisivo es que parece pertinente poner la lupa para evaluar cómo afecta su salud.

¿Por qué hay personas que son aficionadas a las telenovelas?

Desde una perspectiva psicológica, ser aficionado a las telenovelas implica más que un simple pasatiempo. Hay varios factores y dinámicas psicológicas que explican la atracción y el impacto de estos melodramas en los espectadores.

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  • Escape y desconexión de la realidad: las telenovelas ofrecen una vía de escape de la rutina diaria y de los problemas personales. Permiten a los espectadores sumergirse en mundos ficticios llenos de drama, romance, intriga y emociones intensas, desconectándose temporalmente de su propia realidad. Para algunos, es un refugio de la monotonía o el estrés.
  • Identificación y catarsis emocional: los televidentes a menudo se identifican con los personajes, sus luchas, sus amores y sus sufrimientos. Al ver a los personajes experimentar emociones fuertes (alegría, tristeza, ira, amor), los aficionados pueden experimentar una catarsis emocional, es decir, una liberación de sus propias tensiones y sentimientos reprimidos. Llorar o emocionarse con una telenovela puede ser una forma segura de procesar emociones sin tener que enfrentarlas directamente en la vida real.
  • Curiosidad y necesidad de cierre (efecto Zeigarnik): las telenovelas están diseñadas para provocar suspenso y dejar a los espectadores con ganas de saber qué pasará en el siguiente episodio (un fenómeno relacionado con el Efecto Zeigarnik, donde las tareas incompletas son más fáciles de recordar). Esta estructura narrativa fomenta una necesidad de cierre y mantiene a la audiencia enganchada día tras día, deseando ver la resolución de los conflictos y el destino de los personajes.
  • Liberación de dopamina y placer: ver una serie o telenovela que nos gusta provoca la liberación de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor asociado al placer y la recompensa. Esta sensación de bienestar y placer es un factor clave en la atracción repetitiva hacia este tipo de contenido, similar a cómo funciona en otras actividades placenteras.
  • Socialización y temas de conversación: para muchas personas, ver telenovelas es una actividad social. Compartir los comentarios sobre los giros de la trama, los personajes o los chismes de la novela se convierte en un tema de conversación común con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Esto puede fortalecer vínculos y crear un sentido de comunidad.

¿Cuáles son los riesgos para la salud de la adicción a las telenovelas?

 

La afición a las telenovelas, como cualquier forma de entretenimiento, puede tener aspectos tanto beneficiosos (mencionados antes) como potencialmente perjudiciales para la salud mental, dependiendo del patrón de consumo y las circunstancias individuales del espectador. Estos son los riesgos:

  • Distorsión de la realidad: muchas telenovelas presentan situaciones, relaciones y estándares de vida exagerados o poco realistas. Esto puede llevar a una visión distorsionada de la realidad, afectando las expectativas sobre las relaciones amorosas, la resolución de conflictos o el éxito personal. Pueden romantizar relaciones tóxicas o el machismo.
  • Aumento del estrés o la ansiedad: paradójicamente, aunque pueden ser un escape, el drama constante y los conflictos intensos de las telenovelas pueden, para algunas personas, elevar los niveles de estrés y ansiedad, haciendo que la persona se sienta emocionalmente sobrecargada.
  • Desconexión de la vida: un consumo excesivo puede llevar a una desconexión de la propia realidad, haciendo que el individuo priorice el drama ficticio sobre sus propias responsabilidades, relaciones o problemas personales. Se puede perder la noción del tiempo, afectando hábitos de sueño o alimentación.
  • Aislamiento social: si el tiempo dedicado a ver telenovelas desplaza actividades sociales, laborales o educativas, puede llevar al aislamiento y al deterioro de las relaciones personales.
  • Adicción (seriefilia o teleadicción): en casos extremos, la afición puede convertirse en una adicción comportamental, donde la persona siente una compulsión por ver más, experimenta síndrome de abstinencia si no puede verlas (irritabilidad, ansiedad) y hay una necesidad creciente de más horas de consumo para sentir el mismo placer. Esto puede afectar gravemente la vida cotidiana, el trabajo y los estudios.

¿Cuánto es el máximo saludable para ver televisión?

Según expertos y organizaciones, la cantidad de tiempo saludable para ver televisión (o cualquier pantalla recreativa) varía significativamente según la edad.

  • Menores de 2 años: la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Academy of Pediatrics (AAP) recomiendan cero exposición a pantallas (excepto videollamadas supervisadas).
  • De 2 a 5 años: limitar el uso a no más de una hora al día, con contenido educativo e interactivo, y preferiblemente acompañado por un adulto.
  • Mayores de 5 años y adolescentes: limitar el tiempo de pantalla recreativo a 2 horas o menos al día. Es crucial que no interfiera con el sueño, el ejercicio, las tareas escolares, el tiempo en familia o el juego al aire libre.
  • Para adultos: no hay un consenso tan estricto como para los niños, pero la mayoría de las recomendaciones giran en torno a la moderación.

Expertos sugieren que el tiempo de exposición a pantallas recreativas (incluida la televisión) no debería superar las 2 horas al día para evitar efectos negativos en la salud.

Estudios han indicado que ver televisión por más de 6 horas al día podría acortar la esperanza de vida. Investigaciones de Harvard sugieren que cada dos horas adicionales de televisión pueden reducir la probabilidad de un envejecimiento saludable.

El factor clave no es solo la cantidad, sino también la calidad del contenido y cómo el tiempo frente a la pantalla afecta otras actividades saludables (sueño, actividad física, interacción social).

 

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