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Escrito por:  Óskar Ortiz
Redactor     Jul 16, 2025 - 5:24 pm

Así como algunos tienen una personalidad muy fuerte en su vida social, hay quienes son mucho más cautos en sus comportamientos, al punto de que se dificulta algo tan básico como decirle no a los otros.

Eso no solo tiene que ver con poca capacidad de asumir decisiones, sino que existen aspectos detrás en los que es oportuno poner la lupa ya que dejan en evidencia un trasfondo más grande.

¿Qué significa que sea difícil decirle no a los demás?

A muchas personas les cuesta enormemente decir “no”, y la psicología ofrece varias razones profundas para explicar este comportamiento. No se trata simplemente de falta de voluntad, sino de complejos factores emocionales, cognitivos y sociales que impulsan a complacer a los demás o a evitar conflictos, una realidad muy profunda de la salud mental.

  • Miedo al rechazo y necesidad de aprobación: una de las causas más comunes es el miedo al rechazo o al abandono. Desde pequeños, somos condicionados a buscar la aprobación de figuras de autoridad (padres, maestros) y de nuestro grupo social. Decir “no” puede activar el temor a ser percibidos como egoístas, desagradables, poco cooperativos, o incluso a perder una relación importante. Esta necesidad de aprobación puede llevarnos a sacrificar nuestras propias necesidades y deseos para mantener una imagen positiva ante los demás y asegurar nuestro sentido de pertenencia.
  • Miedo al conflicto y la confrontación: muchas personas evitan decir “no” para eludir conflictos, discusiones o situaciones incómodas. El cerebro tiende a buscar la armonía y a evitar lo que percibe como una amenaza social. Negarse a una petición puede causar tensión, críticas o un ambiente de desagrado, lo cual resulta profundamente incómodo para quienes tienen una baja tolerancia al conflicto. Prefieren asumir una carga extra o un malestar personal antes que enfrentarse a una posible confrontación.
  • Baja autoestima y falta de valor personal: la baja autoestima juega un papel crucial. Las personas que no se valoran lo suficiente pueden sentir que sus propias necesidades, opiniones y límites no son tan importantes como los de los demás. Creen que deben “ganarse” el afecto o la consideración de otros complaciéndolos constantemente. Esta percepción de falta de valía personal dificulta establecer límites saludables y defender el propio espacio.
  • Sentimiento de culpa y responsabilidad excesiva:  algunas personas experimentan una fuerte sensación de culpa si rechazan una petición. Pueden sentir que están fallando al otro, que son malas personas o que no están siendo “suficientemente” útiles. Esta culpa puede ser el resultado de una educación donde se les inculcó un sentido exagerado de responsabilidad o de la creencia de que ser “bueno” implica siempre decir “sí”.
  • Falta de asertividad y habilidades de comunicación: la ausencia de habilidades de comunicación asertiva es un factor clave. Muchas personas simplemente no saben cómo expresar un “no” de manera firme, clara y respetuosa, sin sentirse agresivas o culpables. Esto les lleva a dar respuestas vagas, postergar la negativa o simplemente ceder para evitar la situación. La asertividad implica defender los propios derechos y expresar los deseos de forma honesta, respetando al mismo tiempo los derechos de los demás.
  • Condicionamiento social y roles de género: en ciertas culturas o por roles de género tradicionales, se espera que algunas personas sean complacientes, cuidadoras o que siempre estén disponibles para los demás (históricamente, a las mujeres se les ha socializado para priorizar las necesidades ajenas). Este condicionamiento social puede hacer que decir “no” se perciba como una transgresión de las expectativas y normas establecidas.

Aprender a decir “no” de manera asertiva es una habilidad crucial para el bienestar psicológico, ya que permite establecer límites, reducir el estrés, evitar el agotamiento y priorizar las propias necesidades.

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¿Cómo aprender a decir no sin sentirse mal?

Para aprender a decir “no” sin sentirte mal, la clave está en desarrollar la asertividad y cambiar tu perspectiva sobre el rechazo. No se trata de ser egoísta, sino de establecer límites saludables y respetar tus propias necesidades. Estas son algunas estrategias:

  • Reconocer derecho a decir no: entender que se tienes el derecho a priorizar su tiempo, energía y bienestar. Decir “no” a una petición no le convierte en una mala persona, sino en alguien que se valora a sí mismo.
  • Ser claro y conciso: evitar rodeos, excusas largas o justificaciones excesivas. Un “no” firme pero amable es suficiente. Por ejemplo, “No puedo hacer eso ahora” o “Gracias por pensar en mí, pero no es posible”.
  • No disculparse en exceso: una disculpa breve es aceptable si se siente que es necesario, pero evitar la culpa. No necesitar una justificación elaborada.
  • Ofrecer alternativas: si la situación lo permite y desea ayudar, puede sugerir una solución alternativa (“No puedo hacer esto, pero quizás X persona podría ayudarte” o “No puedo hoy, pero podría tal día”). Sin embargo, esto es opcional y no una obligación.
  • Practicar la asertividad: empieza con situaciones de bajo riesgo. Cuanto más practiques, más fácil resultará. Visualizar la situación y cómo responderías de forma asertiva.

Recuerda que decir “no” es un acto de autocuidado que permite proteger el tiempo y energía para lo que realmente importa, mejorando el bienestar general.

¿Qué trastornos se relacionan con no saber decir no?

La dificultad persistente para decir “no” puede ser un síntoma o estar relacionada con diversos patrones y trastornos psicológicos, ya que refleja problemas con los límites personales, la autoestima y el manejo de las relaciones interpersonales.

 

  • Comportamiento Complaciente (People-Pleasing): no es un trastorno formal, pero es un patrón de conducta donde la persona prioriza constantemente las necesidades de los demás por encima de las propias. Se origina en el miedo al rechazo, la necesidad de aprobación y la baja autoestima, llevando a una incapacidad de establecer límites.
  • Trastorno Límite de la Personalidad (TLP): una característica común del TLP es la inestabilidad en las relaciones interpersonales y un intenso miedo al abandono. Las personas con TLP pueden decir “sí” constantemente para evitar el rechazo o la desaprobación, incluso si va en contra de sus propios deseos o bienestar.
  • Trastornos de ansiedad: la ansiedad social o el trastorno de ansiedad generalizada pueden hacer que decir “no” sea extremadamente difícil. El miedo al juicio, a la confrontación o a las consecuencias negativas (reales o imaginarias) puede paralizar a la persona.

Es crucial destacar que tener dificultades para decir “no” no implica automáticamente un trastorno, pero si este patrón causa un malestar significativo, afecta las relaciones o limita la vida de la persona, buscar apoyo profesional es recomendable.

 

 

*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de redacción, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza ‘machine learning’ para producir texto.

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